Por Laura Pérez Yanes
Ilustración por Capi Cabrera
Natalia Díaz es bióloga, apicultora y agricultora. Esta joven de Icod de los Vinos (Tenerife) se define como una mujer «alegre» y «luchadora», pero, sobre todo, como «un culo inquieto»: «Lo que aquí en Canarias llamamos una alpispa». Y de ese apelativo precisamente, y de esa curiosidad y esas ganas de hacer, surgió hace unos años su proyecto Ecoalpispa sobre envoltorios sostenibles. El pasado año recibió el reconocimiento del Instituto de la Juventud de España, que premió la iniciativa en el Certamen Nacional de Jóvenes Emprendedores 2020. Díaz asegura que recibir esa noticia fue un auténtico «empuje» para continuar innovando y ayudando a la naturaleza, que tanto le apasiona.
En 2017 fundó la empresa Ecoalpispa. ¿Qué actividades llevan a cabo?
Cuando empecé con Ecoalpispa, lo hice con la fabricación de ecoenvoltorios hechos con algodón orgánico y cera de abeja. Son una manera de guardar alimentos sin el uso de plástico y además conservándolos mucho mejor en la nevera o fuera de casa. Pero necesitaba estar más en contacto con la naturaleza y por eso ahora también nos dedicamos a la agricultura y la apicultura ecológicas y al ecoagroturismo. Hemos inaugurado un centro de visitantes en Icod de los Vinos, que se llama La Abejera de Ecoalpispa.
¿Cómo surgió la idea?
La idea de los envoltorios surgió buscando alternativas para eliminar el plástico en mi día a día. Encontré los envoltorios con cera de abeja que ya antiguamente se realizaban en otras partes del mundo. Probé, funcionó y decidí recuperar esta manera de conservar los alimentos y además con ello darle más valor aún a la cera de las abejas. La idea del centro de visitantes y La Abejera de Ecoalpispa surgió por ese afán de trabajar al aire libre, cuidando de lo que me gusta y adaptándome a los horarios y los ritmos de la naturaleza.
El proyecto fue premiado en el Certamen Nacional de Jóvenes Emprendedores 2020. ¿Qué sintió al conocer la noticia?
Pues fue una cosa muy divertida porque llevaba unos días desanimada por la situación que nos está tocando vivir. El INJUVE (el Instituto de la Juventud de España) etiquetó en una publicación de estos premios a Ecoalpispa, diciendo que era una de las ganadoras. La verdad es que, con el lío, el desánimo y las redes sociales, que muchas veces me llevan de cabeza, no le hice demasiado caso. Estuve tres días con esa publicación ahí sin enterarme hasta que revisando el correo electrónico vi un email. No me lo creía. Fue un subidón, un alivio y un empuje en ese momento.
Organismos como la FAO alertan de la amenaza que supone la actual reducción de la población mundial de abejas. ¿Qué pasaría si desaparecieran estos insectos?
¿Te imaginas el planeta convertido en casi un desierto? Pues algo así me imagino que pasaría. Todo es una cadena. En uno de sus informes, Greenpeace dice que cerca del 75 % de los alimentos que consumimos y el 90 % de las plantas silvestres dependen de la polinización. Es decir, un porcentaje bastante alto de nuestro plato de comida depende de ellas. Hasta cosas de las que no somos conscientes como, por ejemplo, la leche, el queso o la carne. Si los polinizadores no hacen su trabajo en esas flores, no hay semillas para que vuelva a crecer en los campos la hierba que luego come el ganado. Y los pájaros que se alimentan de frutos o semillas tampoco tendrían su comida sin los polinizadores.
¿Cómo se podría revertir esa situación?
Siendo responsables cada uno de nosotros de nuestros pequeños actos día a día. Hemos visto ahora con la pandemia cómo la suma de nuestros esfuerzos ha hecho que las curvas bajen poco a poco. Pues con los polinizadores o el cambio climático es igual, tenemos que aportar nuestros granitos de arena cada día y además hacer con esos granitos una muralla con la cooperación y colaboración de todos como sociedad.
En Canarias existe una gran variedad de abejas. De hecho, según el blog de divulgación Abejas de Canarias, hay más de 120 especies solitarias y silvestres. ¿Qué aporta esa diversidad?
Lo importante no es tanto ese número de especies de abejas silvestres de las Islas, sino que de esas 120 especies unas 50 son endémicas, es decir, son exclusivas de Canarias y no las podemos encontrar en ninguna otra parte del mundo. Es un porcentaje altísimo de especies únicas y por eso tenemos que protegerlas. Además de porque contribuyen a la polinización de los cultivos y los ecosistemas naturales, y son también responsables de la creación de los paisajes que nos caracterizan en las Islas.