Por Beneharo Mesa
Ilustración por Capi Cabrera
Fernando Clavijo (San Cristóbal de La Laguna, 1971) regresa a la presidencia regional de Canarias tras su pasado mandato, que inició y culminó en los años 2015 y 2019, respectivamente. Posteriormente desarrollaría su actividad política en la Cámara alta, en calidad de senador, hasta regresar nuevamente a la política territorial. En esta entrevista el presidente de Canarias comenta cuál será la hoja de ruta que tomará su Gobierno en diversas materias para los próximos cuatro años.
¿Qué diferencia al presidente Clavijo de 2015 del que ahora comienza su legislatura?
Bueno…, son ocho años más. Por lo tanto, el hecho de haber estado cuatro años de presidente y otros cuatro en la oposición y en el Senado, que te da una visión un poco más global de las cosas, creo que al final para la presidencia estás con más madurez, más conocimiento y desde luego con una visión más amplia de lo que es Canarias y su encaje dentro del territorio estatal. Son circunstancias y contextos distintos, desde un punto de vista económico, sociológico, pero el tiempo ha pasado también para nosotros y nos ha permitido llegar con más madurez y más conocimiento.
La emergencia climática es una realidad. ¿Qué papel puede tener Canarias y qué medidas tomarán a ese respecto?
Nosotros estamos comprometidos con los objetivos de desarrollo sostenible. También estamos comprometidos en este caso con los criterios de emisiones de CO2 que se han marcado para el año 2050. ¿Qué ocurre? Nosotros somos islas, regiones ultraperiféricas, y el transporte es uno de los elementos que más emisiones lanzan a la atmósfera. Entonces tenemos que ir poco a poco: el parque móvil, la eficiencia energética en los edificios, el consumo racional de la energía. Pero no debemos obviar que nos visitan quince millones de turistas todos los años, que vienen en avión y que, desde luego, precisamente, hay excepcionalidades como regiones ultraperiféricas, y nosotros hemos mantenido su defensa dentro del marco de la Unión Europea. Todos debemos estar comprometidos con el cambio climático. Todos debemos estar comprometidos con las emisiones de CO2, pero si bien un madrileño puede ir a Barcelona en coche, bicicleta, tren o avión, un canario no tiene alternativa para ir a la península: si quieres llegar en un tiempo razonable tienes que ir en avión. Y creo que dentro de esa lucha colectiva, porque Canarias sola no va a resolver el problema del cambio climático, ni España, tenemos que tener en cuenta las singularidades de nuestro archipiélago.
¿Qué iniciativas harán en materia de transporte e infraestructuras?
Nosotros, por un lado, vamos a defender que la gratuidad del transporte público continúe. Es importante y creo que ha sido un revulsivo, un desafío y una victoria de Coalición Canaria en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado de 2023. Nadie entendía que los peninsulares tuviesen transporte gratis y los canarios tuviésemos que pagar la mitad. Nosotros vamos a seguir haciendo un esfuerzo importante de conectividad, sobre todo aérea, de Canarias con el mundo. Eso nos permite que tengamos mejor conectividad, pero que vengan los turistas a disfrutar, abriendo nuevas rutas y destinos. Y, por supuesto, en cuanto a infraestructuras tenemos el gran reto, sobre todo en las islas más pobladas, de un transporte e infraestructuras que nos permitan reducir los importantes atascos que estamos teniendo, en islas como Tenerife o Gran Canaria. Y ahí la introducción del transporte público es fundamental, no solo las guaguas, obviamente los taxis, sino también es importante una apuesta seria por el transporte guiado: los trenes. Y va a ser un caballo de batalla el ponerlo en marcha.
¿Y para cuándo se prevén esos trenes?
Si tuviésemos la finalización ya, estaríamos hablando de ocho años. Si no tenemos la finalización, que es la pelea que no se ha conseguido, pues, obviamente…, será desde que la consigamos, más ocho años. Nos costará ponerlo en marcha. Se irán poniendo tramos, pero hasta que podamos tener los trenes implantados, pasará ese tiempo que comento. Hay que buscar soluciones al tráfico, al transporte público y a una movilidad más sostenible. No es algo incompatible. Se puede ir trabajando en el proyecto de los trenes y en soluciones en el corto plazo. Pero no podemos obviar que ahora mismo hay inversiones multimillonarias en la península en los trenes de alta velocidad y Canarias no ve un euro de eso. Y tenemos el mismo derecho que el resto de los ciudadanos del continente a que se invierta en materia ferroviaria. Y eso lo tiene que hacer el Estado.
Canarias ha atravesado muchas adversidades y desastres naturales. ¿Qué planteamiento hay respecto a las actuaciones de emergencia?
Tenemos que aprender a vivir con el cambio. Emergencias van a seguir surgiendo. El cambio climático es precisamente una de las causas que tienen que ver con ello. Con los incendios, por ejemplo, lo estamos viendo en Canadá, en Grecia, Italia…, los fenómenos meteorológicos adversos, los cambios tecnológicos, la inteligencia artificial. Lo decía en mi debate de investidura. Ahora mismo el mundo está viviendo un cambio continuo. Y yo creo que lo que ha ocurrido es que las administraciones no han sabido adaptarse a esos cambios y se van quedando atrás, por lo que tenemos que adaptar la Administración a que se pueda convivir con ese cambio. Y esa es la principal tarea: que todos tomemos consciencia de que las cosas no son para siempre. De que los puestos de trabajo no son para toda la vida, los nuevos procedimientos tecnológicos… Continuamente vamos a estar con ese cambio. Creo que es algo que después de la pandemia desgraciadamente hemos aprendido a base de golpes. Pero es imprescindible que aprendamos a convivir con ello.
¿Cuál es la hoja ruta de con la cultura y el patrimonio canario?
Sabemos que un pueblo que olvida de dónde viene está condenado a desaparecer. Debemos sentirnos orgullosos de nuestra identidad canaria. Tenemos que sentirnos orgullosos de nuestra cultura, de nuestros juegos tradicionales… Ahí van por un lado, en la cuestión educativa, los contenidos canarios, donde queremos hacer una apuesta decidida e incrementar las horas lectivas en esa materia. Todo eso va a dar a un respeto hacia nuestro campo, folclore, llámese la lucha canaria, el palo o el salto del pastor. El respeto también a nuestros orígenes y a nuestro fuero, como puede ser el Régimen Económico y Fiscal. Eso es algo que tiene que ponerse de forma cotidiana y que otros pueblos lo tienen, como los catalanes o los vascos. Creo que eso ayuda también a la gente joven, que no nacieron bajo la dictadura de Franco, que muchos no saben ni quién era: que también aprendan a conocer y a respetar nuestras costumbres.
A menudo se dice que todos los políticos son iguales. ¿Qué diría al ciudadano de a pie que pueda pensar eso?
A ver, los políticos somos personas normales y corrientes. Igual que los médicos, los policías, igual que los periodistas, los fontaneros… Somos gente normal y corriente, que aspiramos a representar a nuestra ciudadanía y a tratar de dejar una Canarias mejor. Yo siempre digo que tengo adversarios políticos, no enemigos. Porque de una forma o de otra, con aciertos, con errores y estilos diferentes (al igual que en la investidura), todos los que estamos en la cámara del Parlamento de Canarias es porque queremos hacer un Archipiélago mejor. Y ahí está el trabajo. Pero la política no es ni mejor ni peor que cualquier otra actividad en la vida. Sí es importante que la ciudadanía entienda que la democracia es la mejor forma de gobernarnos como pueblo. Porque al final somos representantes de la ciudadanía. Y hay que ejercer el derecho a voto, en el sentido que se quiera, y que respetemos a las instituciones y a la democracia y trabajemos para que se respete. Porque, como hemos visto en otros lugares del mundo, cualquier otro sistema es peor.
Cuando eche la vista atrás dentro de cuatro años, ¿qué objetivos espera haber alcanzado?
Tenemos la meta de dejar una Canarias con menos desempleo, menos pobreza y mejor distribución de la renta. Y con una educación y servicios públicos más eficientes, con un mejor resultado. Porque al final el dinero no es infinito, ¿no? Entonces no se trata de gastar más dinero en los servicios públicos; el objetivo es que el ciudadano, con el menor dinero posible, perciba el mayor número de derechos. De por sí no es gastar más dinero en sanidad: lo que queremos es que las listas de espera sean más cortas y en la atención se tarde menos y por tanto el grado de resultado de los tratamientos sea más eficiente. Y en ese objetivo estamos.