Por David Lorenzo

Es en el siglo XVI cuando la economía despega en Canarias. Su localización estratégica, de camino a América, se convierte en su principal fortaleza. Pero además se observa una rica producción azucarera. Esto se producía, sobre todo, en las islas con más reservas de agua. Es en este momento cuando empieza el tráfico comercial entre Lanzarote y La Palma.

Mientras que las islas de La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria centran su producción en la rentable caña de azúcar las islas orientales (Lanzarote y Fuerteventura) tuvieron que buscar otras producciones. Decidieron optar por un producto de secano imprescindible para la alimentación: el de los cereales. Éstos se usaban, sobre todo para alimentar al ganado y para la alimentación de la población (el pan era básico).

Que las islas más occidentales centraran su producción en la caña de azúcar hacía que fuera muy común que tuvieran falta de cereales (sobre todo trigo). Esto hacia que se vieran obligados a comprar a otras islas, sobre todo a Lanzarote y Fuerteventura, que se convirtieron en los “graneros de Canarias”. Es ante este déficit de grano por lo que comienza el tráfico comercial entre Lanzarote y La Palma.

La isla de Lanzarote se había especializado, sobre todo en el cultivo de trigo y cebada en sus diferentes variantes. Aunque esta producción comenzó siendo de subsistencia (para consumo local) pronto empezaron a ver un mercado jugoso en las islas occidentales. Con el tiempo se fue incrementando el número de terrenos cultivados, tanto en Lanzarote y Fuerteventura.

La relación comercial de Lanzarote y La Palma fue puntual, solo en momentos de carestía de cereal. El Cabildo de La Palma únicamente compraba cereales a Lanzarote los años en los que la producción insular era insuficiente para alimentar a toda la población. Pero como el número de campos cerealísticos en la isla bonita eran muy pocos era bastante habitual que se tuviera que comerciar con la isla de los volcanes.

Generalmente el Cabildo de La Palma comerciaba directamente con el marqués de Lanzarote, Agustín de Herrera. Aunque en ocasiones se decidía tratar con el obispado de Canarias, a quienes compraban su diezmo de cereales en la isla. Sobre todo a mediados del siglo XVI fue común que se enviaran barcos desde la isla bonita con el fin de recoger el grano para llevarlo a La Palma.

Una vez en la isla los cereales comprados gracias al tráfico comercial entre Lanzarote y La Palma eran distribuidos. Especialmente era para el consumo local en aquellos lugares de la isla donde existía déficit. Pero también mucho se guardaba con el fin de vendérselo a los barcos que pasaban por la isla para avituallarse de alimentos y agua para seguir a América. Esto último fue cada vez más común, ya que La Palma en el siglo XVI contaba con el puerto más importante de Canarias.

Dicho tráfico comercial entre Lanzarote y La Palma cayó de manera precipitada a partir del siglo XVII. En primer lugar debido a la caída de los beneficios en la caña de azúcar. Esto hizo que los campos palmeros diversificaran su producción, incrementando el cultivo de cereales. Por otro lado Lanzarote también empezó, de manera tímida, a diversificar su producción.

Para saber más:

  • Hernández Suárez, Sergio (2017) “El tráfico comercial entre La Palma y Lanzarote durante la segunda mitad del siglo XVI”. XVII Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura. Arrecife: Cabildo de Lanzarote; Cabildo de Fuerteventura
  • Quintana Andrés, Pedro (2008) “Los cereales en Lanzarote durante el Antiguo Régimen: La producción, el abastecimiento, el almacenamiento particular y el pósito insular”. En XII Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura. Arrecife: Cabildo de Lanzarote; Cabildo de Fuerteventura