Por David Lorenzo

Las historias sobre Gara y Jonay, la de la reina Ico o la del Garoé son solo la punta del iceberg. Las leyendas canarias son muy variadas y bastante bonitas. Algunas de ellas se han relacionado con la propia prehistoria. La mayoría suelen hablar de historias de amor e incluso hay algún que otro poltergeist.

Al haber tantas leyendas en Canarias resulta imposible ponerlas todas. Así que he decidido elegir un romance de cada isla para tener 7 en total. Hay que aclarar que algunos de ellos no solo tienen parte inventada, sino también algunos fueron casos reales. He seleccionado algunos que son menos conocidos o que al menos no son tan populares fuera de su isla de origen. Estos son:

Alma de Tacande (La Palma)

Hasta hace algunos años no era muy conocida. Todo cambió cuando se descubrió que no era solamente una leyenda popular. En los libros de nacimientos de Los Llanos de Aridane se encontró el bautizo de Ana González. Este era el nombre de la supuesta alma que, tras varios años muerta, empezó a comunicarse con su familia en su casa. El caso fue bien documentado. Tanto que incluso llegó hasta el Cabildo catedralicio de la diócesis de Canarias. Ella era un alma en pena que lamentaba haber muerto sin poder criar a su hijo. Pidió a los asistentes que resolvieran algunos asuntos que no había solucionado para así poder partir al más allá.

Casa del Alma de Tacande
Foto vía: La Voz de La Palma

El diablo de Timanfaya (Lanzarote)

Esta historia inspiró al actual símbolo del Parque Nacional. Según la  leyenda unos jóvenes del pueblo de Timanfaya (Aloe y Vera) se estaban casando cuando empezó la erupción volcánica. Una roca cayó sobre la joven, que acabó aplastada. Con una forca de cinco puntas el joven levantó la roca y confirmó que ella había muerto. Él, desconsolado, levantó las manos con la forca sobre sus brazos. Iluminado por la luna llena los asistentes a la boda dijeron “¡pobre diablo!”. De la sangre de ella nació una planta medicinal muy apreciada hoy en día: el aloe vera.

Cartel Parque Nacional de Timanfaya

 

El grito de Ferinto (El Hierro)

Ferinto era el nombre de un bimbache, luchador como pocos, que le hizo frente a las tropas del conquistador. Jean de Bethencourt. Se cuenta, que siempre escurridizo, lograba librarse de los soldados enemigos. Sin embargo un amigo lo traiciona a cambio de dinero, indicando donde vivía. Tras hacerle una encerrona intenta huir, pero al serle imposible acaba luchando para salvar su vida. Pero eran demasiados los hombres de Bethencourt. Sabiendo que iba a morir se lanza al vacío. Fue tan fuerte el grito que dio que según se cuenta se extendió por toda la isla. Todos supieron que Ferinto había muerto, incluida su propia madre.

Grito guanche

La maldición de Laurinaga (Fuerteventura)

La historia comienza con la seducción por parte de don Pedro Fernández de Saavedra, señor de Fuerteventura, de una joven indígena llamada Laurinaga, con la que tuvo un hijo. Sin embargo él se acabó casando con una mujer de “buena cuna” con la que tuvo varios hijos. Uno de ellos, Luis Fernández de Herrera intentó violar a una indígena. Un agricultor intentó salvar a la joven de manos de don Luis. Don Pedro, que estaba cerca por estar de cacería, fue en defensa de su hijo y mató al campesino.  Una anciana indígena, madre del joven, también fue. Allí dijo a don Pedro que era Laurinaga y ese su hijo, lanzando luego una maldición sobre la isla. Según la tradición desde este momento la isla se hizo desértica.

Según la leyenda la maldición de Laurinaga hizo que la isla tenga el aspecto actual.

Leyenda de Amarca (Tenerife)

Amarca era una joven de gran belleza que vivía en el menceyato de Ycoden (actual Icod). Era tan bonita que las demás mujeres sentían envidia de ella. Era una joven desconocida hasta que un día Belicar, el último Mencey de Icod, alabó su belleza. Pronto hombres de todo Tenerife acudieron a conocer y a seducir a la joven. Un apreciado pastor, de nombre Garigaiga, se prendó por ella. Tanto que le declara su amor varias veces. Pero Amarca no se interesa por él. Finalmente Garigaiga enloqueció y decidió suicidarse. Todas las mujeres de Icod rápidamente la culparon a ella, obligándola a irse. Por el remordimiento ella también acaba suicidándose.

Amarca, bella y joven, vivía en el actual Icod

Leyenda de Iballa (La Gomera)

Iballa era una joven y bella indígena gomera que logró enamorar al Conde de la isla, Hernán Peraza. Sabiéndolo, un grupo de rebeldes liderados por Hupalupa y Hautacuperche, preparan una emboscada a Peraza. Una vez lo descubre Peraza intentó escapar vestido de mujer. Pero fue reconocido rápidamente. Así el Conde decide finalmente luchar contra los rebeldes. Sin embargo logran abatirlo rápidamente. Una vez se entera de la muerte de su marido Beatriz de Bobadilla prepara su venganza, por miedo a una rebelión. Pide ayuda al Gobernador de Gran Canaria, Pedro de Vera, quien comienza una dura represión contra los gomeros. Muchos de los que no murieron fueron vendidos como esclavos.

Torre del Conde. La Gomera

Princesa Tenesoya (Gran Canaria)

En 1460, antes de la conquista de la isla, Diego de Herrera se interesa en conquistar la isla de Gran Canaria. Para ello busca conocer la cultura en profundidad de los canarios. Un grupo enviado por Herrera con este fin, ataca a las mujeres indígenas que se encontraban en la actual zona de Bañaderos. Asistían a este lugar para bañarse durante la menstruación. Los hombres tenían prohibido acercarse a este sitio bajo pena de muerte. Los militares atacaron a las mujeres y capturaron a la princesa Tenesoya. Capturada, la princesa intenta huir pero no lo consigue. La llevan a Lanzarote y la bautizan con el nombre de Luisa. Posteriormente va a casarse con Maçiot II Bethencourt.

Tenesoya pasó de ser una reina canaria a la mujer del conde Maçiot II Bethencourt

Para saber más:

  • Marín, Lorena (2014) Las mejores leyendas canarias. Madrid: Susaeta Ediciones