Por Sylvia Madero

Fotografías por Tomás Rodríguez

Disco de oro y platino en España, actuaron en el Madison Square Garden de Nueva York, giraron por gran parte de Latinoamérica y Estados Unidos de la mano del cantante portorriqueño Don Omar, han sido número 1 en Spotify España… Cuando Loida y Gara, componentes del dúo musical K-Narias, soñaban con dedicarse a la música, probablemente no pensaron llegar tan lejos. Poco les queda por lograr, pero tras trece años de carrera, siguen incombustibles y han estrenado recientemente su última producción: Tu indiferencia. Aprovechamos unos días de descanso en su ajetreada agenda para conocer tres lugares especiales de la isla que las vio nacer: Tenerife.

Añaza: abanderadas del orgullo por su tierra y orígenes, llevan el barrio santacrucero de Añaza siempre presente. Aquí, el bloque donde vivieron con su madre hasta que dieron el salto a la fama y al que vuelven cuando están en la Isla, tiene una plaza central sin más mobiliario que algunos bancos y una escultura de cemento pintada de vivos colores. “Pasábamos horas cantando y bailando con nuestro radiocasete, subidas a lo que imaginábamos que era un escenario”, dicen señalando un pequeño templete en un extremo. Y es que desde niñas lo tenían claro, lo suyo era el espectáculo. “Cuando llegaba Carnaval y Navidad, organizábamos un festival y convocábamos a nuestros vecinos, que se asomaban para vernos actuar y nos aplaudían”.

La Raíces: de lo urbano a lo natural, del bullicio a la tranquilidad. La segunda parada en este recorrido con las K-Narias es el área recreativa de Las Raíces, en La Esperanza. Vegetarianas y colaboradoras asiduas en refugios animales, Gara y Loida sienten un profundo respeto por la naturaleza y el medio ambiente, algo que desde niñas aprendieron en su entorno. “Nuestro padre nos traía a Las Raíces de excursión siempre que podía, y nos aconsejaba que, cuando sintiéramos tristeza o desazón, abrazáramos un árbol para sentir su energía tranquilizadora. Nos gusta volver aquí para encontrarnos de nuevo, para respirar la paz que solo la naturaleza sabe transmitir”.

Playa de El Confital (El Médano): terminamos en este reducto de tranquilidad de arena negra y fina, bañado por el azul en el sur de la Isla. En esta playa que ahora es apta para mascotas, veraneaban en familia, y en ella guardan los mejores recuerdos de su infancia, cuentan mientras se adivina un atisbo de melancolía en sus sonrisas. “Acampábamos, jugábamos en los invernaderos que están al borde de la carretera… Y si te fijas bien, desde aquí se ven los focos del aeropuerto; muchos días nos sorprendía aquí la noche, y cuando se encendían apuntaban a la playa y nos imaginábamos que eran los de los escenarios que llenaríamos cuando fuéramos famosas”. Y vaya si lo han conseguido.