Por Álvaro Morales. Fotografías por Jonay P. Matos

Desde hace décadas, y a diferencia de lo que ocurría hace medio siglo, muchos canarios asocian sitios como El Médano, Barlovento (Jandía) o Pozo Izquierdo con jóvenes (y no tanto, ni mucho menos) bailando, serpenteando, saltando y haciendo virguerías con el viento, olas o simples ondulaciones del mar. Lo hacen encima de tablas, con velas sintéticas o sin ellas, así como con pequeños parapentes que dan forma a disciplinas tan célebres como el windsurf, el surf, el bodyboard o el kitesurf. Esa vinculación casi inconsciente se debe a que, desde los años 70 del siglo XX, estos sitios de Granadilla (Tenerife), Fuerteventura (Pájara) y Santa Lucía de Tirajana (Gran Canaria) son mucho más conocidos en el mundo como mecas de estos deportes acuáticos (sobre todo de los que requieren viento) que por cualquier otro atributo, por muchos que tengan, que los tienen y de sobra. La playa de Pozo Izquierdo es, sin duda, la capital de estas disciplinas en Gran Canaria (sobre todo del windsurf) y su prestigio planetario queda refrendado al infinito con las tres décadas en las que lleva acogiendo, como los otros lugares reseñados, el campeonato mundial de windsurf, aparte de estar apadrinada por campeones de la talla de Björn Dunkerbeck o haber visto lanzarse al estrellato profesional a las hermanas Iballa y Daida Ruano, dos de las deportistas canarias más laureadas. Para algunos, se trata del segundo mejor lugar del planeta para el windsurf, tras Hawái, con lo que, solo con esto, sus atractivos y su relevancia se resumen bastante. Eso sí, se evidencia también que nos encontramos ante un lugar muy exigente en el plano profesional, como ratifican muchos windsurfistas.

Llegar a Pozo Izquierdo, que debe su nombre precisamente a una galería cercana de agua dulce en un lugar marcado por el sol y lo secano, no es muy complicado. Basta seguir la autopista que lleva al sur de Gran Canaria (GC-1) y coger a la izquierda en la salida de Vecindario y Pozo Izquierdo. En unos minutos, y serpenteando la bajada en varias partes, llegaremos al pueblo y comprobaremos esas fuertes rachas de viento desde la izquierda que están presentes prácticamente todo el año en esta zona, si bien en invierno su fuerza baja un poco. Eso sí, en esta estación, y si de por sí son regulares y constantes, las olas mejoran su calidad.

Ya en el núcleo, nos toparemos con espacios para aparcar, paseos, bares, restaurantes, tiendas y escuelas de surf que evidencian cómo arraigó esta industria desde hace tiempo en este rincón. Al fondo, y como era previsible, los molinos de viento corroboran también la preferencia del dios Eolo por este espacio del sur grancanario y la apuesta por la energía limpia, que debería aumentarse mucho más. La playa, en su mayor parte de callaos, cuenta con unos 1280 metros de largo y una media de una veintena de ancho, siempre dependiendo de las subidas y bajadas de las mareas. Las rocas son una constante y los propios profesionales deben tener mucho cuidado en las zonas de poca agua para no dañar el material, sobre todo porque, con marea alta, las olas rompen muy cerca de la orilla. No obstante, la parte conocida como El Arenal permite baños mucho más calmados (y más si el viento y el oleaje dan tregua) por disponer de un dique a la izquierda, con una escalera y escalones para dejar las cosas (sirve de graderío en los campeonatos, con las típicas banderas verticales de este mundillo). Es ahí donde se concentra la mayor parte de los bañistas al uso y no debe extrañar ver a familias enteras, aparte de las del lugar, que visitan la playa no solo para disfrutar de buenos baños en esta parte, sino para extasiarse con el espectáculo que ofrecen los profesionales y aprendices a pocos metros.

Además, la zona también es visitada por algunos pescadores de caña y ofrece pistas y caminos excelentes para la práctica de otros deportes, como la bicicleta de montaña o simplemente correr o pasear. Un compendio de primer nivel que, sin embargo, viene marcado por una disciplina, el windsurf, que se ha traducido en un turismo joven, pujante, en una industria que va a más cada año y en una promoción de Santa Lucía, Gran Canaria y el Archipiélago en el mundo que no siempre es suficientemente ponderada. Así, este rincón ha pasado del agua dulce de una galería a otra salada, azul y de fama mundial en la que deambulan unos locos que cabalgan y enfrentan las olas, que se deslizan por el océano con el viento a gran velocidad y que dejan piruetas en el aire que bien merecen una excursión y muchos aplausos.

DETALLES:

Ubicación: en el sudeste de Gran Canaria, en el municipio de Santa Lucía de Tirajana.

Socorristas: generalmente, en los meses de verano, aunque a veces se extiende este periodo.

Playa surfista: referente mundial y acogedora del campeonato internacional de windsurf desde hace más de tres décadas, con tiendas y escuelas especializadas en el pueblito.

Restaurantes y bares: sí.

Baños: no.

Duchas: no.

Sombrillas y hamacas: no.

Adaptada para discapacitados: en varias zonas, sí.

Aparcamientos: los hay en varias partes del pequeño núcleo urbano, aunque existe uno, en terraplén (en frente de la playa), de grandes dimensiones.

Transporte púbico: taxis y guaguas urbanas (líneas 7 y 8).

Perros: sí, en gran parte del lugar.

Curiosidades: aparte de que el nombre de Pozo Izquierdo se debe a una galería de agua dulce situada muy cerca de la playa, su relevancia mundial hace que existan varios sitios web que retransmiten en directo el estado de la cala para que los windsurfistas sepan a qué acogerse, con gráficos y datos sobre la fuerza del viento, las rachas, su dirección, las medias…