Por María Pérez

Naturaleza salvaje. Historia viva. Eso es La Palma. Sus poco más de 700 kilómetros cuadrados encierran todo un mundo en miniatura lleno de paisajes sorprendentes que le han valido su reconocimiento como Reserva Mundial de la Biosfera y el sobrenombre –más que merecido– de la Isla Bonita. Visitarla por completo en tan solo un fin de semana es tarea imposible, pero, si no dispone de más tiempo, estos son algunos de los lugares que deben estar en su lista.

Parque Nacional de la Caldera de Taburiente

Ocho kilómetros de diámetro y hasta uno y medio de profundidad. Estos son los números que describen uno de los principales atractivos de la Isla: la depresión de origen volcánico conocida como la Caldera de Taburiente. En este paisaje, dominado por el pinar canario, abundan también los arroyos que discurren por los barrancos y preciosas cascadas, fruto de los grandes desniveles del Parque. Una maravillosa postal a la que asomarse a través de miradores como el de La Cumbrecita, a más de 1200 metros de altitud. Además, a su diversidad biológica y geológica hay que sumar su riqueza patrimonial: esta zona alberga numerosos restos arqueológicos, entre los que destacan alrededor de 500 grabados rupestres o petroglifos prehispánicos.

Roque de los Muchachos

Desde este punto, el más alto de La Palma con 2426 metros de altura, pueden contemplarse también unas impresionantes vistas de la Caldera y, si el tiempo lo permite, de las islas de Tenerife, La Gomera y El Hierro. Asimismo, es uno de los mejores lugares del mundo para la observación del cielo, debido a la ausencia de contaminación lumínica y a su ubicación en medio del Atlántico. Por esa razón, se encuentra aquí el Observatorio Astrofísico del Roque de los Muchachos, que reúne numerosos telescopios nocturnos y solares pertenecientes a distintos países, como Italia, Reino Unido o Suecia.

Los Tiles

Los Tiles, conocido localmente como Los Tilos, es una de las muestras más representativas del bosque de laurisilva, cuyo origen se remonta a millones de años atrás, a la conocida como era cenozoica. Se localiza en el municipio de San Andrés y Sauces, a unos 25 kilómetros de la capital palmera, y es uno de los rincones más salvajes y con mayor valor natural de la Isla. De hecho, fue el primer espacio de La Palma declarado Reserva de la Biosfera de la Unesco, antes de que esa protección se extendiera a todo el territorio insular. Para disfrutar de esta joya verde con todos los sentidos, nada mejor que adentrarse en alguno de sus múltiples senderos.

Santa Cruz de La Palma

La capital de la Isla rezuma historia, cultura y belleza por todos sus rincones. Desde su paseo marítimo, en el que sobresalen los fotogénicos balcones de madera adornados con preciosas y coloridas flores, hasta los adoquines de sus calles y las casas y edificaciones que salpican su casco histórico. Entre ellas, se encuentran la iglesia del Salvador y las casas señoriales de la plaza de España o el Museo insular, ubicado en el real convento de la Inmaculada Concepción, que data del siglo XVI. Además, cada año sus calles se convierten en el escenario de Los Indianos y, cada cinco años, de la famosa danza de los Enanos, con la que se rinde homenaje a la Virgen de las Nieves.

Tazacorte

Este municipio, en el oeste de La Palma, se localiza en la desembocadura del barranco de las Angustias, que nace en el Parque de la Caldera de Taburiente. En algunas de sus calles perviven casas de estilo colonial, que recuerdan el pasado de este enclave, esencialmente agrícola y marinero. Rodeado de plataneras y con una pequeña pero encantadora playa de arena negra, Tazacorte es uno de los lugares más pintorescos de la Isla.

Puerto Naos

Es uno de los principales núcleos turísticos de la costa oeste palmera y su playa de arena negra presume desde hace años de bandera azul, lo que evidencia la calidad de sus aguas y de sus servicios e instalaciones, así como su buena gestión ambiental. Uno de sus atractivos es la posibilidad de practicar buceo nocturno, una experiencia inolvidable en la que descubrir las maravillas que La Palma esconde bajo sus aguas.