Por Beneharo Mesa
Ilustración por Capi Cabrera
Dani Calero (Las Palmas de Gran Canaria, 1982) presenta el programa Cógeme si puedes en RTVC y lleva más de veinte años en televisión, vinculado siempre con la comunicación y el humor.
¿Cómo comienza para usted el vínculo con el humor y con la televisión?
Fue algo prácticamente de casualidad. Yo siempre había sido el niño que imitaba a los profesores en el colegio, a los vecinos y a gente de mi familia. Hasta que un día me desafiaron a ver si podía hacerlo en unas fiestas de Carnaval de La Luz. Lo hice y salió bien. A partir de ahí me llamaron para hacer un casting en la televisión local porque ya me habían visto una vez. Y estuve alternando la televisión local con la autonómica.
¿Qué ha supuesto a nivel personal para usted este oficio?
Gran parte de lo que soy como persona me lo ha dado este oficio. Me ha enseñado a tratar con personas de diferentes campos y aprendes mucho, a que no le vas a gustar a todo el mundo, a que alguien que no te conozca va a tener una imagen preconcebida de ti…
Ha trabajado en diferentes formatos. ¿Con cuál se siente más cómodo?
Todos tienen su parte buena y mala. Pero sí es verdad que dependiendo del estado de ánimo que tengas afrontas las cosas de otra manera. No es tanto el formato en sí, sino tu estado de ánimo.
¿Le ha afectado o influido su apellido?
No conozco otra condición que no sea ser hijo de mis padres y tener ese apellido. Sí es verdad que ha habido gente que ha utilizado eso como arma contra mí, pero tengo claro que quien no te quiere no te va a querer nunca, da igual que se le pueda demostrar a esa persona que yo no estoy en esto por tener un apellido u otro. Los primeros años, puedo entender que se piense así, pero cuando llevas ya veintitrés años desarrollando un oficio…
¿Qué es para usted el humor?
Me tomo el humor como un ejercicio de exorcismo, de transformar todas las cosas que van sucediendo en el día a día y vestirlas con un traje de surrealismo, de absurdo, para después sacarlas fuera. Si bien el humor se basa muchas veces en localismos, creo que es un lenguaje universal. Es como un punto de encuentro de diferentes tipos de personas. Al final también es algo subjetivo. Te puede gustar de un tipo u otro, pero siempre vas a tener un punto de encuentro con aquel que hace el humor que a ti más te gusta.