Por Beneharo Mesa
Ilustración por Capi Cabrera
Sabrina Vega, natural de Gran Canaria, es una gran maestra de ajedrez que comenzó en este mundo a través de las clases extraescolares de su colegio. Comenzó a destacar en los campeonatos por edades y posteriormente compaginó sus estudios con el ajedrez. Asimismo, fue distinguida con el Premio Reina Sofía por renunciar al Mundial de Rápidas de 2018 en protesta por las condiciones que sufren las mujeres en Arabia Saudí. En 2021 ha conquistado su octavo título de campeona de España de ajedrez, el quinto consecutivo.
Cuéntenos cómo comenzó su conexión con el ajedrez.
Mi primer contacto con el mundo del ajedrez fue a los ocho años porque me inicié en ello como actividad extraescolar en el colegio en el que cursaba, San José Dominicas de Las Palmas. Siempre me gusta decir que realmente fui guiada por el destino porque no tenía antecedentes familiares en el ajedrez, con lo cual nació ahí: cuando me ofrecieron muchas actividades extraescolares, solo me quedé en el mundo del ajedrez. Creo que también se debió a que por entonces Canarias, y en concreto Gran Canaria, tenían mucha tradición y reconocimiento. Así que tuve la suerte de acercarme a un mundo que, sin duda, es cautivador.
El pasado agosto ganó en 48 horas hasta tres títulos. ¿Cómo se hace eso?, ¿cuál es su secreto?
Desde hace varias temporadas los ajedrecistas españoles tenemos la cita en agosto en Linares, donde se suelen celebrar habitualmente los campeonatos de España, y ahí no nos pudimos reunir este año. Empecé con el campeonato de España por equipos (este año estreno proyecto con un equipo). Empezamos en segunda, con la suerte de que alcanzamos el título y el ascenso a primera y tras esto participé en las modalidades rápidas: el campeonato de España de ajedrez relámpago y el campeonato de España de ajedrez, que se desarrollaron durante un fin de semana, de ahí las 48 horas. Quedé muy contenta por haber ganado estas modalidades, que no tenía en mi haber. Este año he sido más competitiva y eso me alegra porque al final el ajedrez te despierta el gusto por los retos.
¿Cómo es su preparación para los torneos?
En ajedrez digamos que tenemos dos tipos de preparación. Tenemos la temporada de preparación general, en la que tratamos de reforzar los puntos fuertes y suplir algunas lagunas; es decir, potenciar conceptos y patrones para tener mayor facilidad a la hora de plantearlo en el juego práctico. Pero cuando ya te enfocas en una competición en concreto individualizas más el trabajo. Tenemos una base de datos en la que hay bastante información sobre nuestros rivales y según sale el emparejamiento de la ronda solemos hacer una preparación técnica y psicológica.
¿Sigue aprendiendo con cada partida?
Sí, el ajedrez es un mundo inagotable. En esta era tecnológica, por ejemplo, los módulos de análisis nos han ayudado muchísimo, porque han transformado o readaptado ese ajedrez más clásico a uno más moderno. Creo que una de las partes más positivas del ajedrez, lejos de los resultados, es el aprendizaje por objetivos, en el que cada mínimo detalle te sirve para seguir mejorando.
Imagino que el camino hasta aquí no habrá sido fácil. ¿Qué diría que ha sido lo más duro para usted en toda su trayectoria?
Sinceramente, no me nace emplear la palabra dureza o algún otro sinónimo con connotación negativa dada mi trayectoria de ajedrecista, porque sería como negar parte de la esencia vocacional y de la pasión que se despertó desde mis inicios por estar de la mano con el ajedrez y por disfrutar de cada reto. Es un camino de aprendizaje como cualquier otro. Creo que una de las cosas fundamentales que te da el ajedrez es el aprender de los errores, la superación de la frustración, entender que cada paso que se da, por complejo que sea, sirve para poder ubicarnos y orientar nuestro camino hacia el aprendizaje. Es una trayectoria de vida en la que maduras, aprendes, creces a nivel de ajedrez y personal. No está exento de obstáculos, pero siempre he tenido la suerte de estar ligada con pilares básicos que me han hecho llegar hasta este punto.
¿Percibe mayor interés por parte de los jóvenes hacia el ajedrez con la aparición de series como Gambito de dama?
En el último año hemos tenido un auge de participación importante, sobre todo en línea. Creo que se debe a dos cuestiones: la llegada de la pandemia, en la que muchos se iniciaron o se reencontraron con el ajedrez, y también la serie Gambito de dama. Creo que ni la propia Netflix cayó en la repercusión que iba a tener la serie.
¿Qué le recomendaría a alguien a quien le guste el ajedrez y quisiera ser un gran maestro?
Creo que mi recomendación inicial y principal a todos aquellos que en algún momento sientan el gusto por el ajedrez es que, más allá de implicarse para obtener, por ejemplo, el título de gran maestro, no pierdan el por qué tomaron esa decisión y empezaron ese camino, aunque sea largo, de aprendizaje y vida. A veces tenemos que afrontar retos y fracasos, pero hay que entenderlos como parte del camino, del aprendizaje.