Texto por Francisco Belín

 Ilustración por Ilustre Mario

Desde este espacio gastronómico se puede dar fe de una evolución a mejor de la presencia canaria en Madrid Fusión. Desde la puesta en escena básicamente testimonial o inexistente, las Islas han escalado en notoriedad por producto local, recetarios y vinos, captando la atención de avezados gastrónomos. De Canarias flor de un día a las expectativas en los estands ha habido derroche de esfuerzo.

El periodista especializado en vinos Federico Oldenburg dedicaba esa expresión tan suya cuando atacaba la copa de blanco palmero. Miraba al trasluz, señalaba el elixir y acentuaba el gesto de afirmación: «¡Mira que esto es muy bueno!». Le agradó también acompañar con unos chicharrones con gofio fenomenales.

«Déjame probar un malvasía volcánico de Lanzarote», indicó Oldenburg. ¿Pero cómo de la Isla Bonita a la de los Volcanes en apenas dos segundos? Pues con la tarjeta de embarque que proporcionó el congreso internacional Madrid Fusión, que, en fechas atípicas y también en la situación marcada por la pandemia, volvía a reunir a lo más granado de la cocina mundial.

Al Archipiélago lo representaban, en ambos pabellones de Ifema, espacios de Tenerife (el estand principal y el Túnel del Vino), que volvió a mostrar que es un auténtico acorazado de nuestra gastronomía; Gran Canaria, con su ambientación inspirada en el Risco Caído y las Montañas Sagradas (Patrimonio Mundial); y Lanzarote y La Palma en sus respectivas ubicaciones (puerta con puerta) en el enclave de Saborea España.

Ya por el bastión palmero había pasado el chef vasco Andoni Luis Aduriz (Mugaritz, Rentería), a quien explicaron algunas características de los quesos artesanos. Asentía el genial cocinero mientras al ladito mismo, en Lanzarote, se concentraba la atención en los vinagres de La Geria defendidos por Martín Berasategui.

Puntos cardinales canarios trazados por sabores intensos de quesos, desayunos saludables de Tenerife, aguacate, papitas antiguas, croquetas de túnidos de las aguas tinerfeñas, carnes frescas de la Isla, albóndigas de cochino negro…, haciendo escala para intuir la maravilla del queso de flor de Cristóbal Moreno. Billete para La Palma e informarse de géneros del campo y repostería, rones y vinos de excelencia.

Hablando de vinos, potente la sensación de la delegación del Cabildo que Tenerife con su Túnel del Vino a dos pasos –el que inaugurase The Wine Edition–, uno de los campanazos a los que la organización de la cumbre madrileña había otorgado una especial relevancia. En Saborea Lanzarote, el joven cocinero Jonay Perdomo estaba maravillando con un gustoso ajoblanco de batata y encurtido.

Los trasiegos de un lado a otro siempre son agradables y la visibilidad entre islas y de todas es una brújula a tener en cuenta. Entre las expectativas (y el corazón) de los tinerfeños, también aguardaban frentes que no dejaron indiferentes a los congresistas: versiones con carne de cabra en la exposición de Víctor Suárez, en el escenario Polivalente, o de los túnidos de Tenerife, a cargo de un rutilante David Rivero, en el Auditorio.

Reveladoras ponencias acerca del pescado y la dieta atlántica con los apuntes de Nelson Pérez y Abraham Ortega, sin olvidar las tan vistosas que suele protagonizar Víctor Lugo con el café de Agaete.

Ratitos distendidos con visitas a los sitios de los Saborea’s (también los de Tenerife y Gran Canaria) en los que siempre se podían reponer fuerzas. Animados talleres se podían seguir en esta zona (también por streaming) y especialmente agradable fue el protagonizado por los lanzaroteños Fefo Nieves (con mermeladas artesanas de malvasía volcánica), el salmón ahumado o el vermut, bebida que también puso en liza el gran estand de Tenerife.

Vivimos tres ajetreados días de vitalidad de propuestas coloristas, las canarias, con animadas acciones…, en volandas gracias a la cuadrilla tinerfeña de cocineros comandados por Juan Carlos Clemente y la guía de los consejos reguladores en cada maridaje.