Por Viviana Adonaylo
Un dato interesante para los senderistas amantes de las rutas históricas es que el camino de Santiago portugués pasa por Vigo, por lo que la ciudad gallega puede ser un buen punto de partida para la experiencia jacobea, o bien un punto intermedio por donde atravesar a pie lugares con mucha historia, que son reflejo de los intercambios comerciales y culturales entre el país vecino y Galicia. Bienvenidos al paraíso de Vigo.
De las dos rutas que llegan desde Portugal, el camino de Santiago por Vigo es una de las etapas más hermosas del camino portugués de la Costa, ya que atraviesa el río Miño antes de volver a enlazar con el camino principal del interior en Redondela. Es la opción costera para aquellos peregrinos que no quieran cruzar la frontera de Tui y que deseen avanzar en el camino con el mar a la vista, en un itinerario que discurre paralelo al mar.
Una opción al camino portugués de la Costa es el camino portugués Central, que en el tramo español viene desde Tui para luego transitar Vigo por los infinitos montes de castaños y robles que rodean la ciudad, desde donde se pueden tener las mejores vistas a la ría de Vigo, su mayor tesoro. Este paraíso natural con aguas calmas es también un lugar donde hacer un descanso playero y disfrutar de la poderosa gastronomía viguense degustando mariscos y el tradicional pulpo “á feira“, troceado y condimentado con aceite, pimentón dulce y sal marina gruesa.
La ruta jacobea por Vigo pone en valor un patrimonio de grandes contrastes donde convergen la naturaleza, la cultura y la historia. El camino va regalando al senderista, además de la belleza natural y paisajística, un enorme patrimonio arquitectónico que merece la pena descubrir sin riesgo de perderse, ya que los senderos están señalizados con los mojones característicos y las flechas amarillas que guían de forma sencilla. Siguiendo las flechas se pueden atravesar a pie pequeñas poblaciones rurales, con sus hórreos típicos, uno de los elementos etnográficos más característicos de esta región, considerados bienes de interés cultural. De los más de 1700 hórreos que hay en Vigo, gran parte superan el siglo de antigüedad. Son construcciones hechas de piedra o madera que están elevadas sobre pilares y parcialmente abiertas; eran usadas para proteger las cosechas de la humedad y evitar el acceso de roedores. Del camino sorprenden también las espectaculares ermitas, pequeñas iglesias y cementerios, casi todos construidos en piedra y con espectaculares esculturas talladas en sus fachadas o en el interior.
El paso del camino de Santiago por esta zona es también uno de los símbolos de la identidad gallega más reconocidos y un viaje al corazón de sus aldeas rurales. Su encanto no reside solo en el propio camino y sus paradas, sino que supone una mirada profunda al mundo rural gallego con sus “vacas rubias” y “vacas lecheras” blancas y negras, fieles compañeras del camino.
Al entrar en Redondela, situada a 15 kilómetros de Vigo, el camino portugués de la Costa confluye con el camino portugués Central, la ruta jacobea más popular, que proviene de Lisboa, atraviesa Porto, Tui y Vigo y continúa durante las siguientes jornadas hasta Compostela, en etapas de entre 15 y 25 kilómetros, con una duración aproximada de cinco o seis horas cada una. Las rutas presentan una dificultad media. Son ideales para realizar a pie o en bicicleta de montaña.
OTRAS RUTAS DE INTERÉS
Además de los tramos del camino de Santiago que pasan por Vigo hay numerosas rutas naturales de senderismo de corto o largo recorrido que presentan un gran interés.
Destacan entre ellas la senda o camino del agua, una ruta corta que discurre a lo largo del canal que transportaba agua desde el embalse de Eiras hasta Vigo y que cuenta con repoblaciones de especies vegetales autóctonas y áreas de descanso ideales para ir con niños. Las opciones de mayor recorrido son la senda panorámica GR-53, una ruta de unos 40 kilómetros que permite contemplar Vigo desde lo alto de los montes que circunvalan la ciudad y que puede hacerse tranquilamente en tres etapas de tres días. La segunda ruta larga –el sendero As Greas GR-58– es la de mayor recorrido de Galicia, con espectaculares manadas de caballos salvajes (“as greas” en gallego) e interesantes elementos etnográficos y arqueológicos. Por último, las rutas salvajes a pie en las islas Cíes son ideales para la observación de una particular fauna y flora.
Vigo también puede ser un excelente punto de inicio de los caminhos de Fátima, muy en auge actualmente entre senderistas. Esta ruta de peregrinación recorre más de 300 kilómetros y en vez de estar señalizada con flechas amarillas lo está con flechas azules. Consiste en hacer el camino al revés siguiendo las mismas etapas que el camino hacia Santiago pero arribando a la ciudad portuguesa de Fátima.