Por Enrique Areilza

Ilustración por Ilustre Mario

Miles de negocios piden a sus clientes su valoración de productos y servicios. Su objetivo es vender más y mejorar lo que no aprueban sus usuarios. Otros tienen lo mismo de forma reactiva, son valorados sin pedirlo mediante plataformas como TripAdvisor. No todas las valoraciones son ciertas y en ocasiones son malintencionadas; aun así, sirven de guía a terceros y a los propios gestores. Proactiva o reactivamente, la calidad percibida es un factor fundamental. Un jefe, como un negocio, es valorado por sus colaboradores. Mejor ser proactivo a la hora de conocer sus opiniones.

Que cuando estamos motivados tenemos un mejor desempeño es algo indiscutible. Hacer algo cuando quieres hacerlo es mucho más gratificante que cuando no, y si lo hacemos contentos, más aún. Cuando la cosa se tuerce la desmotivación hace que busquemos otros horizontes profesionales. También es de sobra conocida la dificultad de contar con talento en las organizaciones. Cuando encontramos a alguien realmente válido debemos esforzarnos en su retención y ello está ligado a la percepción que cada uno tiene sobre su superior inmediato. Un fallo en ese binomio es el mayor provocador de salidas indeseadas de profesionales en las empresas. Hay lugares con mayores dificultades de captar talento, como es el caso de Australia, donde se premia a los ejecutivos con mejores ratios de retención de personas.

Visto lo anterior, es imprescindible conocer la opinión de nuestros colaboradores, lo que nos permitirá mejorar aquellos aspectos en los que suspendemos. Además, como sabe cualquier profesional de Customer Experience, el mero hecho de que nos permitan expresarnos reduce la insatisfacción.

En Estados Unidos existen plataformas abiertas en las que empleados y exempleados opinan sobre sus empresas y jefes. En España hay algunas iniciativas, si bien no avanzan por el momento con la suficiente participación para ser relevantes.

 

 

Lo cierto es que, aunque seas un buen profesional y gestor de equipos y desees conocer la opinión de los demás, no es tarea nada fácil conseguir una información cierta, periódica y constructiva. En la mayoría de los casos esto se debe a experiencias negativas previas o a la propia incapacidad del jefe de absorber la crítica y mejorar. En lugar de agradecer la sinceridad y el propio tiempo de reflexión que requiere realizar un buen feedback, machaca al mensajero por las malas noticias.

Aquí van algunos consejos que hemos rescatado de la literatura para conseguir que esta herramienta tan útil funcione:

Elimina el riesgo real o figurado. Es posible que seas un gran profesional y realmente ecuánime con independencia de las críticas, pero lo más normal es que no te vean así. Y qué decir si eres un terminator (así llamaban al director de recursos humanos de una empresa que conozco, madre mía).

Muestra y demuestra que te importa lo que les importa. Solo si te reconocen como una persona de mente abierta, con deseo de mejora, es decir, que no te ven como un engreído que lo sabe todo, se animarán a colaborar. Imagina a Hitler pidiendo crítica a sus generales.

Realiza preguntas abiertas sobre habilidades y capacidades. Es mejor preguntar si interrumpes con frecuencia frente a hacerlo sobre “qué tal estuve en la ponencia” o “cómo te sentó el mail de la semana pasada”. En realidad tú sabes qué tienes que preguntar.

Si el feedback lo haces cara a cara evita tener el móvil sobre la mesa: aunque esté apagado vas a mirarlo y eso se interpretará como una falta de interés real.

Tus emociones son tuyas, no las traslades. Un poquito de autocontrol. No dejes que te lleve la ira ante algo que no te ha gustado nada de nada.

Reflexiona y evalúa, pero no debatas ni contradigas, aunque tengas el estatus para hacerlo.

Y ya si eres de los de Got Talent, ponte un plan y ponlo en marcha convirtiendo las nuevas maneras en hábitos.

También puedes poner un coach o un consultor en tu vida y que haga el trabajo de facilitador. Es una opción, quizás una opción un poco cobarde.

Y si eres avanzado en tecnología podrás probar herramientas como “receptiviti.io”, que hace un análisis de todas las comunicaciones entre empleados y te indica por inteligencia artificial los cambios en sus estados de ánimo.

Por si no te hemos convencido, en una encuesta a 1335 personas, el 80 % dijeron que su jefe tenía una debilidad o fallo que era conocida por la plantilla y comentada con todos menos con él.

Y si no eres jefe de nadie también puedes hacer lo mismo con tus compañeros. O mejor aún, dejar esta revista abierta por esta página sobre la mesa de tu jefe.