Por Astrid da Silva Jiménez

La próxima vez que veas una abeja revoloteando a tu alrededor, antes de darle un buen zarpazo, piensa que gracias a ellas se produce, al menos, un tercio de lo que comemos nosotros y otras especies.

Las abejas son los animales polinizadores más importantes del planeta. Actualmente se encuentran amenazadas, ya que su población desciende drásticamente año tras año. Y, sin ellas, el mundo tal y como lo conocemos desaparecería.

Las abejas son las responsables de la polinización de innumerables flores y plantas alrededor del mundo. De forma natural, transportan el polen desde los estambres de las plantas para su fertilización. Así, favorecen la formación de frutos y semillas, que sin su labor sería mucho más complicado obtener en cantidad.

Su extinción supondría que más del 75 % de los cultivos del planeta redujeran notablemente su producción y beneficio, ya que se tendrían que buscar otros métodos de polinización, sin mencionar el impacto que tendría en la flora y fauna de forma generalizada, debido a que las abejas benefician la reproducción y supervivencia de plantas raras o salvajes, en regiones donde otros agentes polinizadores no pueden actuar.

 

 

Desgraciadamente, desde finales de los años 90 el número de abejas está decreciendo, sobre todo en Europa y América del Norte. Las colonias de abejas melíferas sufren pérdidas de población: solo en España, estas han sido de casi un 20 % durante los meses de invierno. Esto se debe, sobre todo, a:

  • Pérdida de diversidad, malas prácticas agrícolas: las abejas no pueden escapar del impacto dañino que tiene la agricultura industrial basada en el monocultivo. Estos insectos, como muchas otras especies, sufren la destrucción de su hábitat natural y deben acostumbrarse a vivir con un limitado número de nutrientes. Al perder el multicultivo se pierde también la capacidad de obtener alimento durante todo el año.
  • Enfermedades y parásitos: muchos apicultores coinciden en que existen diversos tipos de parásitos, como la Nosema ceranae o el ácaro Varroa, que causan graves estragos en las colmenas de los países del sur de Europa. La capacidad de las abejas de resistir a estos parásitos está directamente relacionada con la salud de las colmenas. Si están correctamente alimentadas, podrán superarlas, de lo contrario sufrirían una gran merma.
  • Envenenamiento: herbicidas y pesticidas contaminan los espacios naturales de las abejas, causando la pérdida de miles de ellas.
  • Cambio climático: la subida general de las temperaturas en todo el planeta, así como los cambios en los periodos de lluvia y sequía, son los responsables de innumerables pérdidas en muchas colmenas.

Y en todo este contexto, ¿cómo viven las abejas en Canarias? Gracias a las bondades de nuestro clima y a que nuestros sistemas de monocultivos se mezclan, muchas veces, con la flora salvaje que crece alrededor de las fincas, nuestras abejas gozan todavía de mejor salud que en otras latitudes. Aun así, debemos preocuparnos por garantizar y proteger su hábitat natural y así poder seguir siendo un referente a nivel mundial, tanto de la salud de nuestras abejas como de la calidad de nuestras mieles.

Por suerte, la apicultura en Canarias es una actividad con mucha tradición y los apicultores suelen ser grandes amantes de la naturaleza. El 60 % de ellos se encuentran en Tenerife, donde se calcula que se manejan de media unas 14 000 colmenas, según La Casa de la Miel.

Además, en las Islas existe un tipo de abeja autóctona: la abeja negra canaria. Esta raza está emparentada con las abejas africanas y portuguesas y con el paso de más 200 000 años ha conseguido unas particularidades propias de la insularidad macaronésica que la hacen única. Sin embargo, nuestras abejas negras están sufriendo, en los últimos 20 años, la pérdida de su singularidad al mezclarlas con abejas pertenecientes a otras razas, todo ello con finalidades productivas. Muchos apicultores se oponen a esta práctica y defienden mantener la cría aislada de abejas negras para preservar sus particularidades y garantizar su seguridad y supervivencia.

 

 

¿Qué puedes hacer tú para proteger a las abejas?

  • Infórmate y conoce la importancia que tienen en el medioambiente y comparte la información para que todos sean conscientes de lo indispensables que son. No podemos imaginarnos un mundo sin su ayuda a la hora de la polinización.
  • Preocúpate por saber de dónde viene la miel que consumes y compra productos locales. En Canarias tenemos una miel artesanal espectacular, producida por apicultores cercanos que cuidan toda la cadena de producción, así como a las abejas y a su entorno.
  • Conoce la labor del apicultor: la apicultura en las Islas es una fascinante actividad que, además de velar por las abejas y producir un producto local de máxima calidad, también favorece la polinización de las especies salvajes, lo que nos ayuda a preservar la fauna y flora canaria.
  • Busca la miel con el logo DOP (Denominación de Origen Protegida), que garantiza haber superado estrictos requisitos en las fases de producción, así como exhaustivos controles de calidad.
  • Aboga por un mundo con menos herbicidas, pesticidas y tóxicos. Un mundo más ecológico y responsable con el medioambiente. Producción biodiversa y agricultura consciente.
  • Ten mucho cuidado a la hora de encender fuegos en el monte, es el espacio natural de muchas abejas y centenares de colmenas se pierden cada año debido a los incendios forestales.
  • Planta árboles y plantas melíferas que contribuyan a la alimentación de muchos insectos polinizadores.
  • Si tienes fincas, jardines o flores al exterior: permite que las colmenas se instalen cerca, no son agresivas y favorecerán la polinización y fertilización de tu finca o jardín. No utilices insecticidas con las flores abiertas y deja que crezcan plantas silvestres alrededor de tu finca o jardín. Constituyen buena parte de la dieta de nuestras abejas.

Recuerda, ahora más que nunca: Save the bees.