Por Julia Laich

Es un pulmón verde y un espacio para disfrutar de la naturaleza a pocos minutos de cualquier punto de la ciudad. Producto de un proyecto de restauración iniciado en los años noventa, el Anillo Verde de Vitoria es hoy motivo de orgullo de la ciudad por su carácter ecológico y recreativo. En él conviven diferentes ecosistemas que albergan una gran riqueza en biodiversidad y paisajes. Nos adentramos en sus parques y caminos.

Tener un anillo verde rodeando la urbe no es algo que ocurre en todas las ciudades del mundo, pero sí en Vitoria-Gasteiz. A pocos minutos andando de cualquier punto de la capital alavesa se encuentra este espacio natural circular de 833 hectáreas –se prevé que tenga 84 más– formado por un conjunto de parques enlazados por corredores ecorrecreativos. En cualquiera de los parques que lo componen –Armentia, Olarizu, Salburua, Alegría, Zabalgana, Zadorra, Errekaleor y Las Neveras– y en sus más de noventa kilómetros de itinerarios peatonales y ciclistas se pueden realizar actividades de ocio, deporte y descanso en cualquier época del año.

Todos los parques del Anillo Verde tienen un alto valor ecológico y paisajístico y son producto de un proyecto de restauración ambiental iniciado a comienzos de la década de los noventa, con el buen fin de transformar una periferia urbanística degradada en un espacio beneficioso y aprovechable para la población y el medioambiente, acompañado de una campaña de concienciación ambiental dirigida a jóvenes y adultos. El Anillo Verde ha contribuido notablemente al nombramiento de la ciudad como green capital de Europa en 2012 y global green city en 2019, además de lograr la certificación de Destino Turístico Responsable de Biosphere en 2016.

Bosques, humedales, ríos, praderas, setos y riberas conforman este Anillo Verde y albergan una valiosa diversidad biológica que se pretende conservar y aumentar con el pasar de los años. Tanto es así que algunos de los ecosistemas, como los humedales de Salburua y del río Zadorra, son de gran relevancia a nivel internacional y forman parte de la Red Natura 2000, una red de conservación de la biodiversidad de la Unión Europea. Gracias a ello y a la presencia de huertas ecológicas, observatorios de aves, el Centro de Interpretación Ataria y la Casa de la Dehesa de Olarizu, el Anillo Verde es también un buen lugar para realizar actividades de educación ambiental con los más jóvenes.

Vuelta al Anillo Verde

Al tratarse de un espacio circular, el Anillo Verde cuenta con una ruta de treinta y tres kilómetros de longitud con lugares para disfrutar de la naturaleza y la cultura y áreas de descanso. Se puede recorrer en un día en bicicleta, o en tramos a pie o corriendo para aquellos que buscan el disfrute deportivo. El acceso es sencillo desde cualquier punto de la ciudad, y desde la Vuelta, se puede acceder a otros senderos de los distintos parques.

Aunque algunos tramos de la Vuelta discurren por barrios de la periferia y zonas peatonales, la mayor parte del tiempo se atraviesan los distintos parques del Anillo, entre los que destacan especialmente Salburua, Olarizu y Armentia.

Los humedales del parque de Salburua merecen sin duda una visita y pueden convertirse en un destino al que dedicarle una mañana o una tarde. Abarca más de doscientas hectáreas de terreno y está formado por varias lagunas, siendo Arcaute y Betoño las principales. Siglos atrás fue una zona desecada para destinarla a la agricultura, pero gracias a la restauración iniciada en 1994 recuperó su vida y biodiversidad. Destaca su gran riqueza ornitológica, que se puede apreciar con atención en los observatorios de Las Zumas y Los Fresnos (es recomendable consultar antes el horario de apertura).

En Olarizu se encuentra el Jardín Botánico, donde crecen y viven colecciones de plantas de más de un millar de especies, entre las que destacan las pertenecientes a bosques europeos. Es una buena idea tomar como punto de partida la Casa de la Dehesa para visitar el Jardín y acceder a otros puntos de interés como el Monte de Olarizu.

Armentia es ideal para hacer un paseo tranquilo andando o en bicicleta o para hacer un pícnic rodeado de naturaleza. Se trata de un bosque natural donde los protagonistas son los quejigos, acompañados de arces, majuelos, endrinos y zarzamoras.