Por Saioa Arellano

Desde Elizondo a Amaiur se encuentran unos paisajes de ensueño, con unas cordilleras y montañas infinitas que podrían recordarnos a paisajes centroeuropeos. Eso que solemos decir de que no hace falta irse muy lejos para tener paisajes increíbles es totalmente cierto.

Estos sitios se encuentran en el enclave del valle del Baztán, un lugar a cincuenta minutos de Pamplona, conocido por sus numerosas historias mitológicas, pero también por ser el escenario de la Trilogía del Baztán, de Dolores Redondo. Lejos de eso, este valle es la cuna del euskera, de artesanos, palacios señoriales, también de espacios prehistóricos, hidalgos y muchos aventureros. El Baztán se creó como una depresión montañosa que está abierta a dos macizos y por eso podemos vernos rodeados de numerosos bosques y amplios espacios vírgenes. Es, tras la selva de Irati, la mayor y mejor conservada mancha de Navarra.

El valle guarda numerosas leyendas mitológicas que van desde las brujas hasta el Basajaun, el señor que habita en los bosques y que protege a los rebaños cuando se acercan las tormentas. A raíz de estas historias es muy frecuente ver en las puertas de las casas la eguzkilore o flor del sol. Esta flor silvestre es un cardo que se encuentra en los montes navarros y vascos y que cuenta la leyenda que sirve para ahuyentar a los malos espíritus o simplemente proteger los hogares.

Elizondo es el centro de comercio y vida del valle del Baztán, también en el que quizás se han dejado un poco más atrás las costumbres rurales para dejar paso a una cierta modernización. Llama la atención por sus casas sobre el río o el puente que atraviesa el pueblo de un lado a otro, convirtiéndolo en una maravilla visual. Si te gusta el cine y has visto la Trilogía del Baztán, es un sitio que tienes que visitar, además de no irte del pueblo sin comprar chocolate, algo muy típico de Elizondo.

De camino al resto de pueblos del valle, nos encontraremos con numerosos animales que nos indican que la ganadería también es una fuente de ingresos típica de esta zona.

Un poco más allá de Elizondo se encuentra Amaiur, un pueblo pequeño con mucho encanto e historia, como en hay en casi toda la comunidad foral. . De todos, es el más próximo a Francia, por eso es un aliciente pararse a visitar este lugar, tanto si vas de camino como si quieres visitarlo después. Amaiur tiene una gran historia de evolución política y social en el transcurso de los siglos, pues si miramos a lo alto del pueblo podemos encontrar el montículo de Gaztelua, que sirvió en 1522 como defensa del viejo reino de Navarra contra la anexión de la Corona de Castilla. Los navarros solo rindieron sus armas tras aguantar sitiados, exhaustos y sin apenas víveres. El monumento fue levantado en 1922 y reconstruido en 1982. Merece mucho la pena verlo porque podremos observar el propio pueblo, pero también parte del valle, con una vista increíble y privilegiada.

Otro punto interesante de los pueblos navarros es ver en las casas los escudos correspondientes a cada familia, que decoran muchas de las fachadas y que son más importantes que los propios nombres.

Así que ya sabes, si viajas a Navarra, esta visita es más que obligada.