Por Cristina Torres Luzón

Ilustración por Ilustre Mario

La salud mental es un asunto muchas veces desatendido y que, sin embargo, repercute de forma directa en nuestro día a día. Tener una buena salud mental requiere saber cultivarla, lo que nos permitirá obtener un mayor bienestar en nuestra vida. Cinco son los pasos que han demostrado ayudar a generar bienestar y salud, ¿quieres descubrirlos?

Este mes se celebra el Día Mundial de la Salud Mental, un aspecto muchas veces infravalorado y que repercute directamente en nuestra vida. Pero ¿de qué se trata?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) la define como “un estado de bienestar en el cual el individuo es consciente de sus propias capacidades, puede afrontar las tensiones normales de la vida, puede trabajar de forma productiva y fructífera y es capaz de hacer una contribución a su comunidad”.

Centrándonos en la palabra bienestar, la entendemos como la capacidad de sentirse bien y funcionar bien en la vida. Según Felicia Huppert, profesora de psicología de la Universidad de Cambridge, los atributos clave para el bienestar se encuentran en experimentar relaciones positivas, presentar cierto control sobre nuestra propia vida y encontrarle un sentido.

Los estudios científicos evidencian cómo las personas con un alto bienestar presentan un buen funcionamiento en la vida mientras que un bajo bienestar es asociado a una peor respuesta a los retos cotidianos, así como una peor percepción de su calidad de vida y de salud.

Dentro de esta línea nos encontramos en la página web del Servicio de Salud Público Británico una información sobre un estudio que realizó New Economics Foundation en 2008 a petición del Gobierno de este país sobre posibles acciones para mejorar el bienestar personal (www.nhs.uk/conditions/stress-anxiety-depression/improve-mental-wellbeing).

Podemos destacar que dentro de las conclusiones de dicho proyecto se obtuvieron cinco claves con las que las personas pueden alcanzar el bienestar: conectar, mantenerse activo, prestar atención, seguir aprendiendo y dar.

Al hablar de conectar nos referimos a la capacidad de mantener relaciones cercanas que puedan suponer apoyo, motivación y sentido para la vida. Lejos de los perfiles de redes sociales multitudinarias, lo que nos dice este aspecto es la necesidad de poder compartir de manera real y cercana con personas saludables que nos aporten. Es decir, no es cuestión de cantidad sino de calidad.

El segundo aspecto, mantenerse activo, se debe llevar a cabo a través de la práctica de alguna actividad física que nos guste y motive, lo que nos permitirá mejorar nuestro estado de salud físico y prevenir así enfermedades no trasmisibles y alcanzar un buen nivel de bienestar mental.

En lo que respecta a prestar atención, más allá del concepto de atención plena o mindfulness, tan beneficioso y difundido en los últimos años, se indica la necesidad de tener curiosidad, de saborear la experiencia que acontece en cada momento sin dejarnos absorber por las distracciones y el bombardeo interno y externo de información, que nos hacen dejar de apreciar la belleza que nos regala cada instante.

No es obligatorio hacer nuevas cosas, sino aprender a mirar con nuevos ojos las que ya tenemos: aprender a vivir el momento presente, lejos de las distracciones habituales que nos hacen estar en todos los sitios menos en el que estamos.

Además, resulta importante seguir aprendiendo, intentar hacer cosas nuevas; buscar retos y metas es una forma de mantenerse motivado y con optimismo, lo que hace que nuestra vida cobre más sentido y energía.

Por último, dar, una palabra que cuando se practica llena más al que lo hace que al que recibe. Prueba de ello son las experiencias de voluntariado y cooperación, donde las personas que experimentan esas vivencias siempre acaban diciendo que ellos son los máximos beneficiarios de esas acciones. No hay nada más gratificante que dar desde el corazón, sin la necesidad de recibir y pudiendo sentir el bienestar de poder ayudar al otro.

Y estos son los cinco pasos que cada persona puede cultivar para avanzar hacia el bienestar. No consiste en cambiar de repente todo pero sí ir empezando a incorporar nuevos hábitos. Cada uno a su ritmo. ¿Te atreves a caminar?