Texto: Cristina Torres Luzón

Vivimos en una sociedad en la que el reconocimiento de la salud física prevalece frente a la esfera mental. Infravaloramos los problemas psicológicos y estigmatizamos las enfermedades mentales. Olvidamos que somos un puzle complejo con un cuidadoso engranaje entre lo físico y lo mental que preserva la salud. Normalizar y validar las patologías mentales ayuda que las personas puedan vivir sin miedo con su enfermedad, lo que facilita una mayor calidad de vida y bienestar.

Las dolencias que afectan a la esfera física tienen socialmente una valoración distinta a la de las que acontecen en la esfera mental. Existen una serie de mitos y estigmas sobre la salud mental que dificultan el acceso al diagnóstico y el tratamiento, además de una infraestructura sanitaria incapaz de dar respuesta al aumento y la diversidad de este número de patologías.

La falta de conocimientos hace que perpetuemos creencias que restan valor a los síntomas psicológicos o emocionales, lo cual agrava la situación. Dentro de las enfermedades mentales, el trastorno bipolar es una de las más conocidas. En 2019 la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que cerca de cuarenta millones de personas la padecían. A pesar de presentar una incidencia similar en ambos sexos, se tiende a infradiagnosticar más en el sexo femenino.

Esta patología se caracteriza por la aparición de episodios maníacos/hipomaníacos y depresivos. Un diagnóstico precoz facilita comprender lo acontecido y posibilita instaurar un tratamiento, así como la conciencia de enfermedad para aprender a gestionar la vida desde las limitaciones que puedan existir. Además, permite conocer los cuidados que requiere el paciente y saber acudir a los recursos de ayuda en momentos de crisis.

Algunas películas visibilizan esta patología, y El lado bueno de las cosas, del guionista y director David O. Russell, es un buen ejemplo. En ella podemos ver el peso del estigma acompañado del reflejo de nuestra sociedad, en la que las personas solemos flaquear en la esfera mental.

Poco a poco se van derribando las barreras y las personas famosas empiezan a mostrar la cara humana de sus vidas. Periodistas como Javier Martín, de Caiga quien caiga, o el humorista Ángel Martín con su libro Por si las voces vuelven dan visibilidad a las enfermedades mentales y vuelven a mostrar ese lado bueno que existe en todas las cosas que nos tocan vivir.

Acciones como las expuestas anteriormente permiten que las personas se puedan identificar, normalizar sus vivencias y entender lo que les está pasando. Seguir avanzando en esta línea nos ayudará a sanar nuestra sociedad dando inclusión a la realidad que tenemos.