Por Álvaro Morales

Fotografías por José Chiyah Álvarez

Y qué río. Y qué perla. La playa de La Cantería no es de las más célebres de Lanzarote y tampoco resulta muy recomendable para toda la familia por su fuerte oleaje o corrientes en buena parte del año. Sin embargo, le aconsejamos que, al menos, la visite brevemente si va camino de La Graciosa o simplemente está rodeando la Isla de los Volcanes. Es una belleza en un enclave impresionante, junto al puerto de Órzola (punto imprescindible de enlace con la Octava Isla), sin construcciones cercanas y al lado de esa impactante franja de mar dormido conocida como El Río que separa el Archipiélago Chinijo de la cordillera de Famara. Si, por el contrario, le va el surf, las playas salvajes, la fina arena y tiene la suerte de que le toque un día de mar calmado, la visita seguro que se alargará y repetirá. Acuérdese.

Órzola es uno de los pueblos más mentados y entrañables del norte de Lanzarote. No solo por su historia pesquera, por sus impresionantes charcos y su fama gastronómica, con sus numerosos restaurantes de pescado, sino, sobre todo, por servir de enlace imprescindible con La Graciosa.

Pues bien, a todos estos atributos, Órzola –en el norte del municipio de Teguise– añade una de las playas vírgenes más bellas de esta parte de la Isla. Se la conoce como la de La Cantería y aunque las fuertes corrientes y el oleaje desaconsejan apuntarla entre las visitas obligadas y prolongadas del litoral conejero si estamos con niños, gente mayor o simplemente no somos nadadores expertos, la visita sí que merece profundamente la pena porque la playa es una verdadera joya.

A su izquierda la protege la parte más al noreste del risco de Famara en su virginal y seco acantilado; más a la izquierda se sitúa El Río, esa inolvidable franja de mar paralizado que separa La Graciosa de Lanzarote. Además, su fina arena, su parte superior –con muchas piedras, que algunos bañistas aprovechan para hacer refugios del habitual viento– y la limpieza de las aguas, que miran al horizonte lejano de tres continentes, componen una imagen casi perfecta de lo que es una cala paradisiaca.

Para llegar, solo debemos alcanzar la entrada principal al puerto de Órzola, pueblo al que se puede acceder desde la carretera general que, desde Arrecife y Teguise, bordea casi toda la costa noroeste conejera, o bien bajando desde Haría. Al llegar a ese acceso hacia el muelle, de donde parten los diversos barcos hacia La Graciosa, tenemos que tomar una pista de tierra a la izquierda. No hay pérdida, aunque a los que van por primera vez les suele costar detectar esa vía. En muy pocos segundos veremos un terraplén que sirve de aparcamiento. Tras caminar muy poco, alcanzaremos el tramo de piedras, pero ya percibiremos bien las amplias dimensiones de La Cantería, sobre todo si hay bajamar. También se nos muestra desde un primer instante la limpieza de la fina arena, que mezcla los tonos dorados y negros, así como la de sus aguas. Si las olas se dejan cabalgar, es muy habitual ver a diversos surferos y podremos disfrutar con su destreza.

A la izquierda, y tras un pequeño cabo, existe una diminuta cala con arena, aunque solo recomendable para intrépidos o para cuando el mar esté realmente dormido. En el resto, la playa se confirmará pronto como perfecta para los que buscan la soledad en una estampa de naturaleza auténtica, con sol durante buena parte del año y con un viento que, si no es excesivo, alivia las horas más intensas del astro rey. Si el oleaje y las corrientes acompañan, bañarse resulta un lujo, y se puede tardar en llegar al área en la que no se hace pie en los momentos de bajamar. Al tratarse de una cala con cierto peligro por su fuerte mar, resulta habitual que no haya mucha gente, con lo que se incrementan sus atractivos para los solitarios, nudistas y amantes de la naturaleza sin más aditivos, tal cual. Y eso que, a pocos metros, la actividad es casi imparable durante el día en el muelle de Órzola por los muchos turistas que visitan todo el año La Graciosa. De hecho, desde los barcos que van a esta increíble isla se atisba perfectamente La Cantería y sus bañistas, sobre todo en esos días diáfanos, de azules intensos y con el negro volcánico característico de Lanzarote al fondo.

Bien sea solo por hacer tiempo para pasar a La Graciosa, porque las circunstancias se dan para disfrutar, incluso, con toda la familia de una playa espectacular o solo por gozar de un entorno natural impactante, La Cantería no puede quedarse fuera de sus prioridades en Lanzarote. Ya tarda en apuntarlo.

DETALLES:

Ubicación: en el noroeste de Lanzarote, en el municipio de Teguise.

Socorristas: no.

Playa surfista: sí.

Playa nudista: sí (al menos en ciertas partes).

Restaurantes: no (pero amplia oferta justo al lado, en Órzola).

Baños: no.

Duchas: no.

Sombrillas y hamacas: no.

Adaptada para discapacitados: no.

Aparcamientos: sí, en una zona anexa, amplia y de tierra.

Transporte público: guaguas hasta el pueblo de Órzola y taxis.

Perros: sí.

Curiosidades: resulta impactante el contraste de las corrientes y olas que suele haber en esta playa con la calma absoluta que, a pocos metros y hacia el noroeste, caracteriza a la franja conocida como El Río. Esto se comprueba perfectamente en los barcos que navegan hasta La Graciosa.