Por Salvador Aznar

Situada en el corazón de la vieja Medina de Marrakech, está considerada como una de las plazas más carismáticas y famosas del mundo, tanto que hasta la Unesco la tiene incluida en la lista internacional de Obras Maestras de Patrimonio Oral e Inmaterial.

Su nombre podría venir a significar algo así, como Asamblea de los Muertos, ya que en la plaza se exhibían las cabezas de los criminales ajusticiados, clavadas en postes colocados alrededor del recinto.

Hoy en día ya no se exhiben cabezas cortadas, pero la caótica plaza de la Medina sigue siendo el centro de atención de nativos y visitantes. Casi podría decirse que la vida de la ciudad gira en torno a esta antigua y singular plaza de Jemaa el Fna.

Cada mañana miles de personas transitan por la céntrica ubicación que sirve como escenario para improvisados oradores, encantadores de serpientes, acróbatas, amaestradores de monos, dentistas, vendedores de zumos de naranja y como no aguadores de llamativos trajes, que posan con una sonrisa a cambio de algunas monedas.

Todo un mundo de actividad y color que con la puesta del sol comienza a transformarse en un gigantesco restaurante al aire libre.