María Rita
En las últimas décadas hemos sido testigos de una verdadera revolución dentro del mundo de Internet y las tecnologías. Las herramientas 2.0, entre las que se encuentran las diferentes Redes Sociales, son los auténticos protagonistas de este boom. Estos espacios, donde el contenido es generado por el propio usuario, facilitan la interacción entre sus miembros y la difusión de información de manera fácil, rápida y amplia.
Más allá de lo tecnológico, las redes sociales han supuesto una verdadera revolución en el mundo de la comunicación, pues han dado lugar a nuevas maneras de relacionarse, tanto a nivel personal como profesional.
Las redes sociales se han convertido también en un medio de difusión de todo tipo de información personal, como ideas, sentimientos, estados de ánimo, gustos, aficiones, actividades profesionales y/o creaciones personales. Son los nuevos álbumes de fotos, con la particularidad de que estos incluyen adicionalmente información escrita y contenido audiovisual. Además, son una forma sencilla de mantener contacto con aquellas personas que viven lejos de nosotros o que vemos con poca frecuencia y una vía fácil para estar al tanto de los acontecimientos importantes que van ocurriendo en su vida -y en la de otros tantos desconocidos, por cierto.
No solo es mayor el número de personas que participa en redes sociales, sino que además estas han crecido en número y tipología. La mayoría tiene un carácter generalista y se denomina “horizontal”, pero en los últimos años están teniendo bastante éxito otras de carácter más especializado que reciben el nombre de “verticales”, como por ejemplo Linkedin.
Al parecer somos los españoles los europeos que más participamos en las redes sociales (unos 13 millones). Aproximadamente el 85% de la población entre 12-22 años utiliza alguno de estos espacios y lo hace por motivos variados: búsqueda de entretenimiento, marketing, trabajo, mantener el contacto, etc. Lo que más se valora de las redes sociales es que permiten aunar en un mismo espacio una agenda de contactos y amistades, fotos y vídeos, información de interés, eventos, etc.
El rey de las redes sociales, Facebook, fue creado en el año 2004 por Mark Zuckerberg y dos colegas de la Universidad de Harvard con un propósito distinto del que cumple en la actualidad. Ocupa el número uno en el ranking de redes sociales, con alrededor de 1860 millones de usuarios y está traducido a 70 idiomas. Su uso como fuente de noticias se ha convertido en rival de otras webs y medios de comunicación tradicionales.
Youtube, segundo en el ranking, fue originado en 2005 y desde entonces ha supuesto una verdadera revolución en el mundo de los vídeos digitales. Su potencial radica en la diversidad de contenidos que almacena (series, películas, videoclips, etc.) y en la posibilidad de subir vídeos de manera fácil y gratuita, aunque solo lo haga un 6% de los usuarios. Para la generación Z (los nacidos desde 1995), youtube se ha convertido en un medio fantástico para dar rienda suelta a su motivación autodidacta a través de los tutoriales.
Instagram es la tercera red social más usada. Fue creada en 2010 como una red para subir fotos y vídeos a los que se podía aplicar efectos fotográficos como filtros, marcos, colores retro, etc. Y después compartirlo en otras redes sociales. Actualmente cuenta con unos 600 millones de usuarios.
Linkedin, la red profesional orientada a empresas, negocio y empleo, fue creada en 2002 y hoy en día ya cuenta con 467 millones de usuarios. Es un ejemplo de red vertical.
Google, cuya principal función es la de motor de búsqueda, ocupa el quinto puesto dentro del ranking. Si bien no alcanza el volumen de usuarios de los anteriores, cada año se esfuerza por añadir herramientas novedosas que capten a nuevos cibernautas (p.ej. Gmail, Google maps, Hang out, etc.).
Twitter logra conjugar en un mismo espacio el microblogging, las redes sociales y la mensajería instantánea. Sus tweets de menos de 140 caracteres generaron muchas dudas en sus comienzos en el año 2006, pero pronto se comprobaron sus múltiples posibilidades -debate, fuente de información, compartir ideas- que la hicieron subir como la espuma.
Y finalmente Snapchat, la más reciente, nacida en 2010 y con grandes adeptos entre la población adolescente. Esta red social permite compartir archivos que desaparecen al cabo de 24 horas.
¿Cuáles son las últimas tendencias?
Internet y las redes sociales se caracterizaban, entre otras cosas, por la inmediatez. Hoy en día triunfan los vídeos en directo, para los que Facebook, Instagram y Twitter han desarrollado plataformas específicas (Facebook Live y Instagram Stories para los dos primeros). Los mensajes instantáneos vía Facebook Messenger, Whatsapp y Wechat son parte de nuestro día a día desde hace tiempo y ahora se están empezando a incorporar al área de Atención al Cliente de muchas empresas.
A este rasgo se le ha unido otro: la fugacidad. Nos gusta enviar mensajes y contenidos audiovisuales que tengan fecha de caducidad, es decir, que sean efímeros. Por eso Snapchat e Instagram, que ofrecen esta posibilidad, están ganando nuevos adeptos.
El comercio a través de internet también es tendencia creciente y, como no podía ser de otra forma, este se está empezando a incorporar dentro de las propias redes sociales como Facebook, Instagram o Pinterest.
Finalmente, las redes sociales no son solo empleadas como búsqueda de ocio y entretenimiento o como forma de crecimientos profesional, también pueden tener fines educativos. Plataformas como NING o Twiducate surgen con este propósito para innovar en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Internet y las redes sociales tienen grandes ventajas, pero, como todo, también tienen desventajas y riesgos. Facebook y Whatsapp, por ejemplo, pueden ser muy beneficiosas al inicio de una relación sentimental, pero convertirse, con el avance de esta, en una fuente de control y celos. La impulsividad con que aceptamos a personas desconocidas en nuestra red de contactos probablemente ha influido en nuestra forma de concebir la amistad, quedando este concepto desdibujado para muchos usuarios. No hay que olvidar que, aunque las redes sociales son un medio sencillo y eficaz para conocer a gente y mantener el contacto, este tipo de relación no reemplaza en ningún caso la interacción cara a cara, con toda la gama de matices y particularidades que esta supone. Por último, la facilidad con que un usuario puede generar una identidad falsa y la dificultad para detectarlo podría hacer que nos viéramos envueltos en problemas graves como acoso o extorsión a través de imágenes u otro tipo de información personal.
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