Por David Lorenzo

Nada menos que más de 6 mil kilómetros separan el Puerto de la Cruz de San Petersburgo. Pocos verían una clara relación entre ambos lugares del mundo. Pero sí que existe una y está íntimamente ligada a Agustín de Betancourt.

Pero, ¿y quién es este personaje? Provenía de la nobleza canaria. Uno de sus más conocidos antepasados era Jean de Bethencourt, conquistador de Lanzarote, Fuerteventura y El Hierro. Esto hacía que su familia gozara de cierto prestigio entre la elite del archipiélago.

Se vio fuertemente influido por sus padres. Tanto su madre como su padre eran importantes exportadores textiles. Además su padre se especializa en la compra-venta de maquinaria textil y era asiduo a la Tertulia de Nava y participaba activamente en la política y desarrollo de la isla.

Pronto envía a su hijo, Agustín, a estudiar a los Reales Estudios de San Isidro (Madrid). Ahí se va a formar como ingeniero, demostrando rápidamente grandes capacidades. Poco después de acabar sus estudios comienza a realizar trabajos para el Estado. Además hizo varios viajes a Francia y a Gran Bretaña. Su objetivo era tanto su propia formación como hacer espionaje industrial. Todo lo que veía o aprendía luego lo traía a España, donde lo reproducía.

Los proyectos de Agustín de Betancourt fueron de tal magnitud que fue nombrado director del Real Gabinete de Máquinas. También ocupó otros cargos de responsabilidad en España, lo que compatibilizaba con viajes continuos a Londres y París. Fue Inspector General de Puertos y Caminos así como director de la Escuela Oficial del Cuerpo de Ingenieros de Caminos. En esta última desarrolló una importante labor.

A pesar de la importante trabajo que había realizado en España pronto su destino va a cambiar. Tanto sus patentes como obras publicadas sorprendieron al Zar ruso Alejandro I. Este le invitó a la por entonces capital de Rusia, San Petersburgo. Ahí se quedó todavía más impresionado por los conocimientos de Agustín de Betancourt.

Poco tardó el Zar en pedir a Betancourt que se quedara en su corte. Alejandro I le dio una gran cantidad de cargos. De esta forma ocupó, además del título de mariscal del ejército fue el Director del Departamento de Vías de comunicación, entre otras muchas. Estas ocupaciones le permitieron desarrollar una gran cantidad de obras de envergadura por todo el Imperio Ruso.

Destacan como importantes obras la draga que realizó para el puerto de Kornstadt, el diseño y construcción del río Kamennoostrovski (sobre el río Málaia Nevka). También fue el encargado de construir la fábrica de papel moneda. Diseñó el canal que lleva su nombre (Betancourt), en San Petersburgo, etc.

Es precisamente en la capital de la Rusia zarista donde fallece Agustín de Betencourt en 1824. A pesar de su peso en la ingeniería del país, en sus últimos años había perdido algo del favor de la corte rusa. No por sus trabajo como ingeniero, sino más bien a causa de intrigas políticas.

Así falleció uno de los más célebres ingenieros, científicos e intelectuales que ha dado Canarias en su historia. Tras su muerte su extraordinaria labor nunca fue olvidada. Ni en su pueblo de origen (Puerto de la Cruz) ni en el lugar en el que murió (el lejano San Petersburgo) han dejado de recordarlo.

En su nombre se le han dedicado calles, estatuas e incluso un sello en su honor, emitido en Rusia en el 2008. Sin duda estos actos demuestran que el papel de Agustín Betancourt tanto para Rusia como para Canarias fue clave.

Para saber más:

  • Bogolibov, Aleksei (1973) Un héroe español del progreso: Agustín de Betancourt. Madrid: Seminarios y Ediciones
  • Cioranescu, Alejandro (1965) Agustín de Betancourt. Su obra técnica y científica. La Laguna: Instituto de Estudios Canarios
  • Sánchez Gálvez, Vicente (1996) “Agustín de Betancourt, mucho más que un ingeniero”. En Revista de la Universidad Politécnica de Madrid. Madrid: Universidad Politécnica de Madrid