Por David Lorenzo

El Archipiélago ha estado, casi podríamos decir que “por mandato imperativo”, históricamente ligada al mar. La causa es evidente. Estamos rodeados de un vastísimo océano lleno de recursos que hemos sabido explotar. Uno de los mercados más rentables que surgieron en Canarias en el siglo XX fue el de la pesca. Siempre lo había sido pero ahora no era solo para consumir en las islas.

Las innovaciones tecnológicas y de los transportes que se fueron desarrollando a partir del siglo XIX durante la Revolución Industrial cambiaron para siempre la producción. La nuevas técnicas que se introducen al procesamiento de productos (que va más allá del salado, ahumado y secado) permitían garantizar la conservación de productos durante mucho más tiempo. Además, que llegaran más rápido y en mayor cantidad abarataban el precio de venta.

Mientras que antes de la Revolución Industrial era muy caro enviar productos desde lugares lejanos como Canarias desde el ochocientos podían llegar en cuestión de días. Hasta ese momento los productos que se procesaban en las islas debían orientarse al mercado del lujo, ya que era muy costosa su producción y el envío.

Es en el siglo XIX cuando aparece la industria conservera. Esto permitió que productos, como el atún, fuesen enviados con rapidez y facilidad fuera de Canarias. Que estuviesen enlatados recudía el espacio que ocupaban estos productos en los barcos.

En Canarias, como en el Cantábrico, se utilizaba como técnica de pesca el aparejo. Este consiste en el empleo de caña de pescar y anzuelo. Aunque es una técnica segura es relativamente lenta, ya que se tiene que se recogen a los pescados uno a uno.

La zafra (periodo de pesca) en Canarias se desarrollaba sobre todo entre los meses de noviembre y abril y casi suponían la mitad de la producción anual. Un gran porcentaje era enviado a España y otra importante cantidad a Europa durante estas fechas, donde otras industrias conserveras apenas tenían actividad. Esta época el resto de pescadores de Europa no vendían. Esto permitía al archipiélago ser competitivo.

Pero finalmente el mercado creciente de atún canario se resiente. Tras la Guerra Civil la política económica practicada por la autarquía perjudicó seriamente a las conserveras. Consideraban prioritario el consumo de pescado fresco. Además estaba muy limitado el suministro en las fábricas de la hojalata y aceite necesaria para la producción.

Por su fuera poco el bloqueo de la ONU a España desde 1945 acabó con el mercado europeo de conservas. Además cambian los hábitos de consumo de la población española, que prefería otros productos frente a las conservas.

A pesar de esto los pescadores y la industria de atún pudieron sobrevivir a este varapalo. Todavía en Canarias se jugaba con la ventaja de que se exportaba conservas de atún fuera de temporada. Pero lo peor estaba por llegar.

Desde las décadas de los 50 y 60 comienzan a aparecer innovaciones tecnológicas (barcos con motores de combustible, con congeladores donde conservar el pescado, etc.). A esto hay que unir la aparición de sistemas de pesca más intensivos (cerco y plangre de altura). Por si esto fuera poco entran nuevos competidores en el mercado pesquero. Algunos son: Japón, Corea, países africanos recién independizados, etc.

Que ahora los barcos pudiesen ser autónomos y que tuviesen congeladores les permitían estar incluso semanas en altamar. De esta forma podían perseguir a los bancos de peces que estuviesen emigrando y pescarlos. Por otro lado los nuevos sistemas de pesca apenas se habían introducido en Canarias.

De esta forma finalmente el archipiélago perdió su ventaja comercial. Con estos nuevos barcos con tanta autonomía las empresas extranjeras garantizaban pesca de atún durante todo el año. Hoy aunque se sigue exportando atún fresco desde las islas el mercado es muy inferior. La situación fue empeorando poco a poco, hasta que finalmente la producción pesquera y conservera no fue más que meramente anecdótica. Hoy en día la pesca en Canarias apenas supone el 1,5% del PIB de la economía del archipiélago.

Para saber más:

  1. Díaz de la Paz, Álvaro (2012) “Extracción de túnidos y competitividad en la industria derivada. El caso de las pesquerías Canarias 1950-1975”. En Anuario de Estudios Atlánticos. Las Palmas de Gran Canaria: Cabildo de Gran Canaria, nº 58