Por David Lorenzo

Resulta interesante tratar un tema tan cercano a los canarios como es el fenómeno de la emigración a América. Aunque hoy se ha reducido bastante, a lo largo de la historia de nuestro Archipiélago ha sido constante el ir y venir de personas que buscaban garantizar la alimentación y supervivencia de su familia. Otros, en su afán de aventuras, intentan alcanzar la fortuna en su viaje al Nuevo Mundo. Algunos volvieron, mientras otros jamás quisieron (o pudieron) regresar. Muchos de ellos volvieron una vez lograron su objetivo de ahorrar bastante dinero. Era común que trajeran consigo una importante fortuna y que invirtieran en su isla natal.

Durante el siglo XIX la mayoría viajaron de forma clandestina, huyendo del hambre y la miseria. Sin embargo viajar de esta forma tenía varios inconvenientes. Así muchos de los emigrantes fueron timados por los marineros que los llevaban hasta América. Además de precios abusivos era común que los patrones de los barcos se inventaran triquiñuelas para sacar más tajada (vendían más pasajes de los necesarios, reducían el número de víveres en las embarcaciones, dejaban a los pasajeros en otro destino al que habían prometido, etc.).

La vida en Fuerteventura en esa época era muy dura. Muchos majoreros, como muchos canarios, se vieron obligados a buscar fortuna en América

Uno de estos casos de emigración clandestina es el de Francisco Morales, que decidió usar una embarcación de su padre conocida con el nombre de “Gloria”. Su destino era América del Sur, más específicamente a Uruguay. El barco salió desde Puerto Cabras (actual Puerto del Rosario, Fuerteventura) en mayo de 1833. A pesar de que era ilegal viajar a América en ese momento (todavía España no había aceptado la independencia de los países americanos), Morales comienza a buscar a gente de la isla interesada en viajar al Nuevo. Muchos de ellos van a vender todo lo que tenían para pagar el viaje (sus casas y propiedades personales) para afrontar el precio del pasaje.

La situación se complica cuando Morales vende más pasajes de los posibles para su viaje. Algunos de los que compran el pasaje son timados. Se les abandona en Puerto Cabras ya que el barco corría peligro de hundirse por sobrepeso. Mucha de la gente que se  “quedó en tierra” estaba ahora en peor situación que antes. Además de no viajar a América no tenían nada. Habían vendido todo para emigrar. Los afectados se ven obligados a presentarse ante las autoridades, que a pesar de haber hecho la “vista gorda” con la salida ilegal del bergantín, no tuvo más remedio que actuar. La primera medida que van a tomar es confiscarle los bienes a Morales para presionarlo y que devolviera el dinero y los bienes de las personas a las que había engañado. Finalmente Morales acaba sucumbiendo, devolviendo el dinero a los afectados tres años después (en 1836).

Aunque el Telémaco fue un barco clandestino muy posterior nos permite observar lo masificados que iban estas embarcaciones a América

La intención del propio Francisco Morales no era otra que la de vender las propiedades recibidas de los emigrantes a las clases dirigentes de Fuerteventura, interesados a la compra de estas propiedades para incrementar sus bienes. Sin embargo la presión popular obliga a retrasar la venta de las viviendas. La elite majorera, para evitar revueltas sociales, esperará hasta que las cosas se calmen para comprarle las propiedades.

El viaje a América tampoco fue lo bien que se podía esperar. La mala alimentación de los tripulantes y las enfermedades obligan a Morales a parar en Río de Janeiro para dejar a los más enfermos en el mes de julio. Ya para Agosto logran llegar a Buenos Aires. La mayoría de los tripulantes van a presentar su malestar con Morales, ya que el trato era ir a la capital de Uruguay y no a la argentina. Una vez más les había timado. Aquellos que todavía tenían ahorros guardados decidieron embarcarse en dirección a Montevideo. Sin embargo los más humildes se vieron obligados a quedarse en Buenos Aires. No todo fue negativo. Finalmente, ya fuese en un sitio o en otro, la mayoría encontrarán trabajos como empresarios y hacendados.

Para saber más:

  • Cerdeña Armas, Francisco Javier Colonos majoreros en la expedición de Francisco Morales al Río de La Plata: 1833. Puerto del Rosario: Cabildo de Fuerteventura, 2002