Por Cristina Torres Luzón

Ilustración por Ilustre Mario

La palabra cáncer suele generar en las personas miedo, agobio y tristeza. Todas las connotaciones negativas que asociamos a dicho término dificultan el proceso de afrontamiento de la enfermedad; es humano sentirse así, al igual que es importante tomar conciencia de ello y a partir de ahí avanzar hacia la curación, evitando que ese impacto inicial nos robe nuestras ganas de vivir y luchar.

En 2017 el cáncer de mama fue el más diagnosticado en las mujeres españolas. Según la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC), el riesgo de padecer cáncer de mama a lo largo de la vida está en una de cada ocho mujeres. Menos del 1 % de los cánceres de mama diagnósticos en España fueron a varones, de los cuales entre el 15 y el 20 % presentaban historias familiares de cáncer.

Un dato optimista que podemos asociar actualmente a este cáncer en España es el de ser el de mayor supervivencia a los cinco años (alrededor del 82,8 %). Supervivencia que aumenta anualmente sobre un 1,4 % gracias a los avances en los tratamientos y la detección precoz.

Afortunadamente, cada vez existen más documentos sobre este tema para asesorar e informar a las personas, pero es necesario hacerlo a partir de fuentes seguras y fiables. La AECC facilita en su web información sobre el diagnóstico y los tratamientos, factores de riesgo, evolución, consejos…, que puede resultar de ayuda tanto a las personas afectadas como a su entorno.

En la web escueladepacientes.es encontramos múltiples recursos, entre ellos su videoteca con vídeos sobre cuidados, experiencias y videochats educativos.

Durante el proceso de la enfermedad, contar con talleres y grupos de ayuda de personas que también pasan o han pasado por ella resulta valioso. Escuchar las vivencias, sentimientos y consejos contribuye a allanar el camino. Y es que esta enfermedad es un recorrido largo, duro y difícil que toca enfrentar y en el que se viven situaciones complejas que acaban marcando un aprendizaje personal.

Uno de los momentos más difíciles es cuando se recibe la noticia; al igual que en muchos otros episodios de la vida, la incredulidad y la negación son las primeras reacciones que tendemos a vivir: ¿se han equivocado al pasar los datos?, ¿habrán confundido mi muestra?…

Las mujeres que han pasado por esta experiencia recomiendan ir siempre acompañadas de alguien a la consulta, independientemente de que pensemos que nos van a dar unos resultados rutinarios.

Igual o más complicado resulta dar la noticia a nuestros seres queridos, en especial cuando se tienen hijos. Sin embargo, posponer esta acción no ayuda; vivirlo en soledad y tener que fingir cuando una no está bien solo agrava la situación. Acudir a los profesionales en busca de ayuda puede darnos la clave para afrontar este paso.

Informarse sobre los tratamientos y sus efectos secundarios nos permite cargarnos de recursos para poder paliarlos y combatirlos. Y aunque el miedo esté muy presente en el transcurso de la enfermedad no podemos dejar que sea el capitán de nuestro viaje.

Afrontar el cáncer no es fácil ni existen panaceas que puedan sacarnos de esta dolencia, aunque en los momentos de bajón se corre el riesgo de caer en esas trampas. Resulta crucial confiar en el equipo sanitario y en uno mismo para evitar perder nuestro tiempo, fuerza y esperanza.

Un aliado en este camino lo encontramos en la meditación, con la cual podemos frenar los pensamientos negativos que suelen bombardearnos en esos momentos donde la dificultad para conciliar el sueño y la falta de energía nos hacen estar más vulnerables.

Además, optar por una alimentación saludable en la que se apueste por los alimentos ecológicos libres de disruptores hormonales nos ayuda a prevenir y sirve de coadyuvante al tratamiento para quien ya tiene la enfermedad.

Por último, aprender qué nos está pasando y qué es lo que nos hace estar mejor a cada instante nos sirve para poder ir avanzando, al igual que poder expresarlo a nuestra familia y amigos para que puedan ayudar sin dañar y acompañar sin perjudicar. El cáncer es una batalla personal que no se debe vivir en soledad y de todos depende saber cómo estar presentes en ella.