Texto Rayco José Suárez Marrero

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La dinámica dentro de equipos de trabajo es una interacción compleja de elementos psicológicos que influyen en la eficacia y el bienestar de las personas. Uno de los conceptos para entender este fenómeno es el del cerebro triuno. Según esta teoría (Paul D. MacLean, 1990), el cerebro está compuesto por tres partes principales: el cerebro de supervivencia, el cerebro emocional y el cerebro pensante.

El deseo (cerebro de supervivencia), una fuerza motivadora inherente al humano también influye en la dinámica. El deseo de progreso, reconocimiento y pertenencia puede impulsar la colaboración y la innovación dentro del grupo, pero también puede dar lugar a competencias destructivas y conflictos de intereses si no se maneja adecuadamente.

La importancia de la gestión emocional (cerebro emocional) se hace evidente en este contexto. Los equipos de trabajo eficaces son aquellos que pueden reconocer y manejar adecuadamente las emociones a nivel individual y colectivo. La falta de dicha gestión puede llevar a conflictos internos, disminución de la productividad y deterioro del clima laboral.

Los procesos de pensamiento (cerebro pensante) pueden afectar a la dinámica de los equipos. La presencia de alteraciones en estos elementos puede obstaculizar la toma de decisiones, generar malentendidos y provocar tensiones entre los miembros. Es crucial fomentar la conciencia y la comprensión de estos para promover un ambiente de trabajo saludable y productivo.

 

Dinámicas de poder y relaciones Interpersonales

Dentro de los equipos de trabajo, las relaciones entre los participantes pueden afectar tanto a la productividad como al bienestar emocional. Es fundamental promover respeto y equidad para mitigar los efectos negativos de estas dinámicas.

El liderazgo desempeña un papel crucial en la eficacia del equipo. Un líder capacitado puede inspirar, motivar y guiar a los miembros hacia el logro de objetivos comunes, mientras que un liderazgo deficiente puede generar desorganización y descontento.

La resolución de conflictos y el establecimiento de límites claros son aspectos fundamentales para mantener la armonía y el buen funcionamiento del grupo. La habilidad para abordar y resolver diferencias de manera constructiva contribuye a fortalecer la cohesión y a promover un ambiente saludable.

La comunicación no violenta emerge como una herramienta poderosa para fomentar la comprensión mutua y resolver conflictos de manera constructiva. Facilita la expresión de necesidades y emociones de forma empática, promoviendo la colaboración y la cohesión.

 

Bienestar y autocuidado en el entorno laboral

La salud mental de los miembros es un factor determinante en su desempeño y bienestar general. Promover la autoconciencia y la atención plena puede ayudar a los individuos a identificar y gestionar eficazmente el estrés, así como a prevenir posibles trastornos mentales.

Las adicciones, ya sean relacionadas con sustancias o comportamientos, pueden tener un impacto devastador en la vida laboral y personal de los individuos. Es importante ofrecer apoyo y recursos para abordar estas problemáticas y promover hábitos de vida saludables.

El deseo sexual entre las personas dentro del equipo es otro aspecto que abordar con sensibilidad y profesionalismo. Establecer políticas y protocolos claros para manejar situaciones relacionadas con el acoso sexual y promover el respeto mutuo es esencial para crear un entorno laboral seguro para todos los miembros del equipo.

La gestión del estrés es fundamental en entornos laborales cada vez más demandantes. Proporcionar herramientas y recursos para manejar el estrés de manera efectiva puede mejorar la calidad de vida del personal y aumentar su capacidad para enfrentar los desafíos laborales.