Por Eduardo Cabrera Capote

Fotografías por Dominic Dahncke y Giovanni Diaz

El Museo Arqueológico Benahorita es una de las visitas recomendadas para descubrir el pasado de La Palma que, según los restos arqueológicos, se remonta a más de dos mil años de historia que se puede conocer en un paseo ameno y divulgativo para toda la familia. Elementos reales y reproducciones, proyecciones audiovisuales, charlas y talleres que se prolongan en el calendario del Museo durante los doce meses del año en una exposición permanente y otras itinerantes que nos invitan a un viaje en el tiempo.

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El Museo Arqueológico Benahorita (MaB) cumplió el 30 de abril una década divulgando el pasado de La Palma asumiendo el nombre aborigen que se daba a los primeros pobladores de la isla, los benahoritas.  Un lugar de visita obligada para conocer el pasado con una riqueza que, en palabras del director del Museo, Jorge Pais, “no tienen parangón en Canarias” por la cantidad de restos y sus características.  Muchos de ellos se encontraban en manos de particulares que, inmediatamente a su apertura, los cedieron para integrar los fondos.  En apenas dos años, explica Jorge Pais, fue necesario ampliar la sala.  En La Palma se conocen más de doscientos yacimientos rupestres.

                La planta alta alberga una exposición permanente en una superficie de 900 metros cuadrados en la que podemos viajar más de dos mil años atrás y conocer cómo vivían, contemplar restos óseos benahoritas, su artesanía, ritos y forma de vida.  Algunos cráneos muestras orificios dejando constancia de que ya en aquellos tiempos practicaban la trepanación.

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                La alimentación no ha cambiado mucho desde entonces y hasta hace apenas unas generaciones.  El propio Jorge Pais explica que “comían prácticamente lo mismo que nuestros abuelos”, una dieta a base de leche de cabra, frutos que les suministraba el  entorno y practicaban la pesca y el marisqueo.  También la carne era una parte de su dieta, en especial cabra, conejo y cerdo o cochino e incluso una especie de lagarto que llegaba a medir 1,5 metros, ya extinguido. Molían gofio que mezclaban con helechos y otras plantas y recolectaban miel para completar su dieta.

                               De los restos de cerámica se pueden deducir diferentes épocas que fueron evolucionando a lo largo de los siglos.  Algunos ejemplares se han hallado prácticamente intactos y muestran una técnica avanzada desconocida en otras islas del Archipiélago.  Incluso los petroglifos son únicos y ponen de manifiesto su creencia en el más allá con espirales sobre rocas orientadas en función de la posición de las estrellas cuyo significado aún dividen a los expertos sobre su significado.

Cuanto más descubrimos más nos damos cuenta de todo lo que no sabemos.

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Y es que se desconoce todo lo que ha quedado oculto bajo la maleza y los derrumbamientos o las erupciones volcánicas que han tenido lugar en La Palma a lo largo de más de dos mil años de Historia.

“Ha sido una década apasionante” relata Jorge Pais que recuerda que “la idea de la creación de un Museo Arqueológico contó con el apoyo unánime de todas las Administraciones”.  El tiempo ha dado la razón  convirtiendo al Museo Arqueológico Benahorita en un lugar de visita obligada. Jorge Pais cuenta con un equipo de colaboradores entre los que se encuentra la arqueóloga Nuria Álvarez que actualmente trabaja en una necrópolis en Villa de Mazo que, advierte, nos puede descubrir aspectos aún desconocidos.

A la exposición permanente se suman otras de carácter itinerante y un salón de actos donde se ofrecen charlas, conferencias y proyecciones de carácter gratuito por lo que es recomendable consultar la programación para no perderse alguna cita.