Texto Juan Manuel Pardellas
Imagen David Ferrer
Su última fantasía, Damsel, fue la película más vista del año en Netflix y ha catapultado aún más al guionista y director Juan Carlos Fresnadillo (Santa Cruz de Tenerife, 1967). Desde su retiro insular, al que confiesa que regresa con frecuencia buscando raíces e inspiración, sugiere a las autoridades y emprendedores aprovechar que en Canarias se ruedan tantas producciones para crear una potente escuela de cine y formación técnica y artística, que genere riqueza y puestos de trabajo en nuestra tierra.
Usted se ha creado un estilo propio en el mundo del suspense y el terror. Tal y como va el mundo, ¿teme ser superado por la realidad?
Al contrario, la realidad siempre es fuente de inspiración. Todas mis historias y los personajes que las pueblan están basados en mi familia, amigos y gente que conozco. La manera de que una película traspase la pantalla y se quede en la memoria y el corazón de los espectadores es que contenga elementos que se nutren de la realidad. El cine es una forma de catarsis y reflexión sobre la inquietante, compleja y extraña realidad que nos rodea.
Las Islas pujan por captar proyectos para rodajes de cine, por sus escenarios naturales y sus incentivos fiscales. ¿Cómo se puede hacer de esta tierra una oportunidad para talentos y todo tipo de trabajadores vinculados a esa industria?
Está faltando formar aún más a los creadores técnicos y artistas canarios para que las productoras que vengan no tengan que traer a todo su personal y aquí se genere una importante oferta de trabajo. Sugiero formar a más equipo humano. Tenemos en nuestras manos una oportunidad de oro para hacerlo. Debe ser un esfuerzo de las instituciones y empresas de las Islas movilizar una mejor formación técnica.
¿Cómo asume este enorme reconocimiento internacional y el respaldo del público en las salas y plataformas de exhibición?
Con mucha paciencia y mucha calma. Toda mi vida he intentado tener los pies en la tierra. La gente me conoce a través de estas películas que de repente se convierten en algo muy público, pero el trabajo y la dedicación que han requerido me exigen mucha calma hasta lograr sacarlas adelante. Me considero un viajero incansable y un trabajador que solo busca la mejor manera de contar una historia. Y así será vaya a donde vaya y tenga el éxito que tenga. Esta profesión es muy inestable y compleja. La clave es seguir apostando por lo que te conmueve y estar cerca de la gente que te ayuda a sacar adelante esos proyectos. La misión de un director de cine es saber elegir a sus colaboradores y en ese sentido he tenido mucha suerte con la familia de colaboradores que me acompaña durante todos estos años, porque sacan lo mejor de mí.
«Debe haber un esfuerzo mayor de instituciones y empresas para formar más y mejor a técnicos y artistas»
¿Qué papel ha jugado su salto a Estados Unidos en la posibilidad de lanzar y dirigir proyectos antes quizá impensables?
Me ha permitido optar a historias muy ambiciosas, con recursos y presupuestos importantes. Desde mis inicios, he querido hacer historias de fantasía, que requieren muchos medios y dedicación. América era el lugar para buscarlo y conseguirlo. Ha costado mucho; una película como Damsel han sido más de cinco años de trabajo, pero ha merecido mucho la pena. Era una cuenta pendiente que tenía con las historias de fantasía.
¿Qué echa de menos de España y Canarias y cómo valora la tendencia actual o reciente en el país en la creación cinematográfica?
Ha sido un lugar donde de repente han comenzado a rodarse muchas películas y nos podría permitir crear una industria estable con muchos puestos de trabajo bien cualificados. Gracias a las plataformas, la industria audiovisual en España está viviendo una época dorada de empleo e ingresos. Soy muy optimista. Hace diez años, la mayoría estaban en paro; ahora es imposible contar con nadie, no paran de trabajar. Pero cuando se rueda y se produce tanto, también hay que vigilar la calidad. No debemos bajar la guardia; siempre hay que buscar lo más honesto. Buscar historias que conmuevan, lleguen al corazón y ayuden a convertir el mundo en algo mejor.
Su filme Intacto, cine hecho en Canarias, y antes el corto Esposados, dibujaron el camino del éxito y su internacionalización como cineasta. ¿Qué añora de esas películas y para cuándo volver al terruño para lanzar un proyecto made in Canary Islands?
Nací en Tenerife y Canarias siempre ha sido un lugar de inspiración, adonde vengo a menudo. Estoy en un periodo de carga de baterías para volver a inspirarme y escribir historias. En cada una de mis películas hay guiños por haber nacido en esta tierra. Mi aspecto más fantasioso tiene que ver con esta tierra tan sugerente y volcánica. Canarias es mi lugar de inspiración y siempre querré estar vinculado a esta tierra.