Texto por Carla Rivero
Fotografías por Carlos Novella
Viene y va la marea, borra las huellas de miles de pisadas, echa las caracolas y revuelca las piedras, lava los rastrillos y cubos con los que juegan los niños y deja en la orilla el arrullo del Atlántico. El sureste de Gran Canaria alberga antes de llegar a la barbilla de su rostro, la Punta de Maspalomas, una onda que concentra el mundo en apenas tres kilómetros de costa: Playa del Inglés. La cala es uno de los rincones más famosos de la Isla dada la calma y transparencia de sus aguas, el calor que siempre acompaña a los bañistas y la anchura infinita que presenta, donde caminar y chapotear son sinónimos de buenos recuerdos.
Entre la playa de San Agustín y al borde de la Reserva Natural Especial de las Dunas de Maspalomas, el Inglés debe su topónimo a los desembarcos que hubo durante el siglo XVI de marineros que hacían creer a la población que el paraje natural era ocupado por los piratas ingleses. Pero, realmente, tal y como relatan las crónicas de la época, era la armada del almirante holandés Van der Does quien hacía uso de la bahía antes del ataque a la capital grancanaria. Luego, la mancha verde de la charca de Maspalomas que avivaba el agreste sur sería testigo de la explosión turística de los años sesenta en el municipio de San Bartolomé de Tirajana. Fue entonces cuando el conde de la Vega Grande destinó los extensos terrenos agrícolas a la construcción que supondría su despunte como destino internacional.
En el horizonte empezaron a erigirse torres frente a los alpendres, dando pie a las urbanizaciones, complejos hoteleros y apartamentos que, paulatinamente, conformarían una de las principales ofertas de ocio de Gran Canaria. Con millones de turistas al año, este reducto es una de las zonas más frecuentadas por quienes desean buscar el eterno sol del verano, alejado de aquella panza de burro con la que los alisios asolan el norte de la ínsula. Ahora, las hamacas colocadas en línea sobre la arena fina son el preludio del paseo que amontona restaurantes, tiendas con sombreros de ala ancha y crema solar, y helados para que las altas temperaturas no hagan desfallecer. Mientras, frente al mar, los chiringuitos esperan a que lleguen sus clientes habituales con la vista puesta en la Bandera Azul, sello indiscutible del buen estado y óptima adecuación de las instalaciones y servicios de baño de la zona otorgada por la Fundación de Educación Ambiental (FEE).
Un grupo de marineras en tierra caminan por la arena. Parece que se retiran a sus aposentos después de una larga fiesta. Las bandas brillantes señalan a la víctima: es una despedida de soltera. Vienen de Portugal, a donde ha llegado el eco del Inglés: «Esta es la playa más famosa». Toca algo de descanso tras los «chupitos», aunque en el fondo de sus sueños resuenen todavía los altavoces donde Quevedo y Myke Towers cantaban «del perreíto en Plaza en Playa del inglés», haciendo referencia al cuadrilátero lleno de discotecas donde las noches parecen eternas. Un tema pegadizo que recrea esas noches de aire cálido y camisas, faldas y zapatos sueltos que buscan un bar con música en directo en donde guiris –palabra con la que se designa a los extranjeros– y canarios se pasan el micrófono.
También hay reposo. Hortensia Ramírez y sus hijas, Ana y Vicky, contemplan el mar. La comodidad está de moda, bien lo saben ellas sentadas en sus sillas de playa. Un buen respaldo para leer, hablar o echar una cabezadita siempre se agradece y, aunque tuvieron que convencer a su madre para que mojara los pies un ratito, ya no quieren irse, «ves que luego le gusta». «Nos vamos con las pilas cargadas –ríen–, somos afortunadas». Volverán a recorrer este camino y, como ellas, tantas personas que se reencontrarán con la brisa de Playa del Inglés.
– Ubicación: municipio de San Bartolomé de Tirajana, en el sureste de Gran Canaria.
– Socorristas: sí.
– Playa surfista: no.
– Restaurantes: sí.
– Baños: sí.
– Duchas: sí.
– Sombrillas y hamacas: sí.
– Adaptada para personas con discapacidad: sí.
– Aparcamientos: sí.
– Transporte público: la línea 5, 30, 32, 33, 39, 40, 50 de Global, varios destinos.
– Perros: no.