Por Cristina Torres Luzón

Ilustración por Ilustre Mario

Cuando hablamos de los profesionales de enfermería los imaginamos en las plantas del hospital, las urgencias o en las consultas de atención primaria. Nos cuidan a través de las curas, la educación sanitaria o los controles de salud. Sin embargo, la atención que realizan las enfermeras de salud pública es diferente y desconocida; ¿quieres saber cómo cuidan de tu salud?

Una de las personas referentes para el colectivo de enfermería es Florence Nightingale. Fue enfermera, escritora y estadística. Durante su trabajo en la guerra de Crimea, visibilizó la importancia de las medidas de prevención frente a las enfermedades nosocomiales (adquiridas en el hospital), las cuales mejoraban las condiciones de salubridad de los espacios sanitarios y reducían el número de fallecidos.

Un gesto tan sencillo como la higiene de manos fue y es una de las herramientas principales para prevenir enfermedades. En la actualidad, la población ha incorporado a su día a día otras acciones preventivas para evitar los contagios: ventilar los espacios cerrados y las estancias del hogar, usar las mascarillas para evitar la propagación de los virus respiratorios o el hecho de ponernos en aislamiento cuando ya estamos enfermos.

Retomando el papel de F. Nightingale, vemos cómo el éxito de su labor profesional sirvió de impulso para crear puestos de trabajo de «enfermería para la salud». El objetivo era distinguirlos de la enfermería para la enfermedad que se ejercía en los centros hospitalarios. De este modo, se empezaron a desarrollar las competencias de la enfermera de salud pública a nivel internacional, y cada país impulsó esta figura en la medida de lo posible.

En España esta especialización ha tenido un camino tortuoso, hasta tal punto que a día de hoy no tiene reconocimiento legal. Sin embargo, las enfermeras en salud pública han existido y existen en nuestro país desde principios del siglo XX. En sus inicios eran conocidas como enfermeras visitadoras y, posteriormente, instructoras sanitarias. Realizaban labores de educación sanitaria en el ámbito de lo que conocemos actualmente como atención primaria, vigilando y ofreciendo consejos de salud en las poblaciones más vulnerables, como las personas con enfermedades mentales, mujeres embarazadas y con hijos, o estudiando e interviniendo para evitar los contagios venéreos y de tuberculosis.

A día de hoy, podemos decir que las enfermeras de salud pública se pueden encontrar en diferentes puestos, pero con un objetivo común: vigilar y cuidar la salud de la población. Desde hace casi medio siglo vemos profesionales de enfermería en los servicios de medicina preventiva realizando actividades de vigilancia, prevención y promoción de la salud en el ámbito hospitalario. Sus intervenciones y estudios garantizan entre otras cosas que los espacios hospitalarios sean más seguros, disminuyendo el riesgo de infecciones nosocomiales.

También podemos encontrar a estos profesionales en centros de investigación, universidades, delegaciones y servicios centrales de salud. Son puestos más orientados a la gestión y el conocimiento, cuyo fruto repercute posteriormente en mejoras para la población.

Por último y de forma más reciente, llevan algunas décadas formando parte de los servicios de epidemiología de atención primaria, haciendo el estudio de contactos de enfermedades de declaración obligatoria como la tuberculosis. Durante la pandemia hubo un aumento del número de estos profesionales para poder hacer frente al estudio de contactos del COVID-19.

Esta labor asistencial ha sido claramente una las principales estrategias para controlar la pandemia y ha sentado las bases para que en la actualidad se cuente con este perfil profesional para gestionar y cortar las cadenas de contagio de otras infecciones transmisibles como son las de tipo sexual o la viruela del mono.

Durante su labor de vigilancia epidemiológica, han sido los encargados de transmitirnos todas las medidas de prevención oportunas para evitar contagiar a nuestros seres queridos y nos han mostrado la necesidad de identificar los contactos para evitar que la cadena de contagio avanzara.

Ahora ya lo sabes, si algún día te diagnostican una infección contagiosa que revista cierta gravedad para la población y recibes la llamada de una enfermera de salud pública para hacerte el estudio de contactos, recuerda que tu colaboración es fundamental para frenar la propagación y evitar poner en riesgo a más personas.