Por Cristina Torres Luzón

Ilustración por Ilustre Mario

Durante el embarazo las mujeres experimentan cambios en su cuerpo, adaptaciones para la nueva vida que se está creando, y la mujer puede contribuir de forma directa y positiva a través del ejercicio físico. Conocer qué beneficios nos aporta dicha práctica nos hace ser más conscientes de su importancia para activarnos.

La práctica del ejercicio físico y el deporte es un área de conocimiento que ha ido evolucionando en las últimas décadas: se ha visibilizado su importancia, así como el impacto que tiene en la salud de la población, hasta tal punto de ser considerada uno de los cuatro pilares básicos para alcanzar el bienestar físico y mental.

En los últimos años se han dado a conocer múltiples estudios que evidencian los beneficios de la actividad física en cualquier etapa de la vida, pero el embarazo es uno de los más desconocidos hasta ese momento.

A diferencia de lo que antiguamente se creía, el ejercicio físico no solo es necesario en el embarazo, sino que, además, influye directamente de forma positiva en la madre, en el feto/bebé y en el proceso de parto.

Entre los beneficios que obtiene la madre nos encontramos con la prevención de enfermedades en el embarazo como son la diabetes gestacional, la preeclampsia, la hipertensión arterial, la depresión pre- y posparto, la incontinencia urinaria y la obesidad. También contribuye a mantener el cuerpo saludable y evita o alivia las molestias típicas del embarazo, además de favorecer una recuperación más rápida tras el parto.

En cuanto al feto y posteriormente el bebé, podemos decir que el ejercicio que realizan sus madres repercute en ellos de forma directa, pues contribuye a adquirir un peso óptimo, con lo que se evitan problemas de hipoglucemia y se presenta un mejor test de Apgar al nacer. Se ha descubierto que la práctica del ejercicio por parte de la madre implica mejoras en el funcionamiento de la placenta, obteniendo una mejor vascularización y oxigenación y un intercambio mayor de aminoácidos hacia el feto.

Y si todos estos beneficios no fueran suficientes, nos encontramos con otro aspecto fundamental en el que interviene la práctica del ejercicio: el proceso de parto. Un momento único y delicado, en el que se ha observado que las mujeres que practican ejercicio de forma regular presentan una menor tasa de cesáreas o partos instrumentalizados, junto con un menor número de horas en el proceso.

Diferentes matronas y ginecólogas nos recalcan a través de sus redes sociales que las mujeres están hechas para parir. El problema parte de los nuevos estilos de vida, cada vez más sedentarios, que provocan la pérdida de movilidad, elasticidad y fuerza, hasta tal punto que hay mujeres que no toleran la posición de cuclillas, tan ancestral en el momento de parir. Desde su experiencia profesional resaltan la necesidad de volver a darle al cuerpo su capacidad y energía para optimizar este proceso natural.

Y partiendo de esta última observación debemos tener presente que no todas las mujeres deben y pueden practicar ejercicio físico de la misma forma e intensidad, sino que este vendrá marcado en función de diferentes factores como son su estado de salud, la progresión de su embarazo y la práctica anterior al embarazo de ejercicio físico o deporte.

Es importante contar con un asesoramiento especializado que nos guíe y acompañe para adaptar los mejores ejercicios a nuestro proceso. Por suerte, gracias a la pandemia se ha aumentado la oferta de estos recursos en línea, lo cual ha favorecido a todas aquellas mujeres que por su situación geográfica o personal no puedan acceder a este recurso en su zona.

La variedad de ofertas incluye apps con rutinas, asesoramientos personalizados, clases virtuales e incluso clases individualizadas. Recuerda antes de empezar: es conveniente consultar a tu ginecólogo si presentas alguna contraindicación para que sea tenida en cuenta.

Somos conscientes de que durante el embarazo acontecen muchas situaciones y el organismo de la mujer se puede encontrar más cansado, fatigado o incluso desganado para la práctica del ejercicio. Sin embargo, no debemos olvidar todos los beneficios que nos reporta su práctica para motivarnos e instaurar este hábito.

Existen estrategias que nos pueden ayudar, como son elegir actividades que nos agraden, encontrar personas con las que poder realizar dichos ejercicios en compañía, buscar motivaciones personales… Cualquier pretexto es bueno para poder darle a nuestro cuerpo movilidad, fuerza y capacidad de estiramiento.

Esperamos que, tras estas pequeñas aportaciones, apuestes por tu salud y la de tu futuro bebé buscando el mejor recurso que esté a tu alcance para mantenerte saludable en esta etapa tan especial de tu vida.