La llaman la Villa de los Escudos y dicen que allí el tiempo se detiene. Elorrio es una pequeña población de la provincia de Vizcaya, situada en la frontera con Guipúzcoa, que se puede recorrer fácilmente en una mañana. Su casco histórico es uno de los más importantes del País Vasco y cuenta con un patrimonio muy bien conservado y relevante. Custodiado por el Anboto y el Udalaitz, Elorrio también puede presumir de unos impactantes alrededores naturales.

No en vano, Elorrio es uno de los pueblos más importantes de la región. Fue fundado al amparo del monte Udalaitz y del Anboto en 1356 por don Tello, señor de Vizcaya, y fue cuna de batallas, historias y una importante actividad comercial. La mejor y única manera de recorrer sus calles y conocer su historia es a pie. Para los más curiosos, la Oficina de Turismo, situada en la plaza Gernikako Arbola, pone a disposición del visitante una audioguía que acompaña un recorrido bien planificado.

Las primeras casas y la muralla que rodeaban Elorrio estaban hechas de madera. No tenían ventanas ni chimenea y la única manera que tenían sus habitantes para entrar en calor durante los meses más fríos era haciendo hogueras en el interior de las viviendas. Los incendios eran frecuentes y difíciles de apagar, pero fue uno en particular, el del año 1480, el que arrasó prácticamente con la totalidad de las casas. A partir de entonces, las construcciones fueron realizadas en piedra, dando lugar a lo que podemos observar hoy. Aún quedan visibles algunos restos de la muralla en lugares como la Puerta del Campo en la calle San Pío.

Tiempos de riqueza

Durante la época de los Reyes Católicos en Elorrio se vivió un gran esplendor económico y comercial y, en consecuencia, arquitectónico. La fabricación de armas fue especialmente clave para la prosperidad del pueblo: picas, lanzas y escudos, entre otras cosas, se enviaban al resto de España, Europa e incluso América para librar cruentas y conocidas batallas. La riqueza proveniente de esta industria, sumada a las transacciones comerciales que hacían algunas familias con y desde América, permitió la construcción de palacios (algunos de ellos habitados hoy en día), iglesias como la basílica de la Purísima Concepción, la ermita de San Agustín y otros monumentos.

La Villa de los Escudos

Elorrio es el pueblo de Vizcaya que cuenta con el mayor número de escudos heráldicos, concretamente sesenta y nueve. Estos escudos eran otorgados a aquellos que podían acreditar el origen vizcaíno de sus antepasados y, aunque suena impensable hoy, la «pureza» de su sangre. Las familias que cumplían estos requisitos se convertían en hidalgas y podían poner grandes escudos en las fachadas de sus casas para demostrar su condición. Actualmente se clasifican en tres grandes grupos: los góticos, los renacentistas y los barrocos. Estos últimos son los más abundantes, trabajados y vistosos, y se pueden observar con facilidad en las calles Don Tello y Berrio-Otxoa, en palacios como el de Zearsolo (Casa Jara) o el de Arriola.

Recorridos por los alrededores

Un poco más alejados del centro histórico de Elorrio existen diversos caminos rurales que nos permiten disfrutar de los paisajes, barrios y caseríos a través de tranquilos paseos. Los imponentes montes Anboto y Udalaitz –donde se pueden hacer numerosas actividades deportivas– enmarcan el municipio y le confieren unas bonitas vistas en los días más despejados.

Además, en los alrededores no solo se puede disfrutar de la naturaleza, también encontramos otras joyas del patrimonio como numerosas ermitas o la necrópolis de Argiñeta. Se puede llegar hasta esta en coche o caminando unos quince minutos desde la basílica. Los numerosos sarcófagos construidos desde el siglo VII hasta la Edad Media conforman uno de los monumentos funerarios más destacados de Euskadi. En el exterior se pueden observar cinco copias de las estelas más importantes ubicadas en el interior de la ermita de iconografía astral.