Por Julia Laich

Situado entre las provincias vascas de Álava y Guipúzcoa, el Parque Natural de Aizkorri-Aratz es un paraje que amerita una visita para recorrer sus encantos. Montañas calizas, praderas y hayedos conforman este espacio natural. Su cadena montañosa, que recorre el parque de este a oeste, alberga la cima más alta de Euskadi y esconde un tesoro del patrimonio histórico de la región.

Su relieve kárstico –provocado por la erosión del agua en las piedras calizas–, los bosques de hayas y las extensiones de praderas nos hacen saber que estamos en el País Vasco y nos recuerdan a sus parques naturales vecinos de Urkiola y Gorbeia. Sin embargo, el Parque Natural de Aizkorri-Aratz se diferencia por su cadena montañosa que discurre de este a oeste y que alberga los tres picos más altos de la comunidad autónoma: Aitxuri (1551 metros), Aizkorri (1528 metros) y Arbelaitz (1513 metros). Cuenta la leyenda que estas cimas aún son refugio de la diosa Mari, divinidad de la mitología vasca precristiana.

También a diferencia de Urkiola y Gorbeia, su título de Parque Natural tiene apenas quince años. En las partes bajas crecen y se conservan bosques autóctonos, principalmente de robles y hayas, atravesados frecuentemente por algún riachuelo serpenteante. Es especialmente bonito observar el parque en diferentes épocas del año y ver cómo el cambio de color de las hojas viste las laderas de las montañas en diferentes tonos. En las zonas más altas abundan las praderas y es frecuente ver animales de pastoreo.

El Parque Natural de Aizkorri-Aratz es una de las zonas clave para el senderismo y otros deportes de montaña en Euskadi, especialmente la escalada. Las rutas son muchas y diversas: cuentan con diferente longitud, desnivel y exigencia. Sea cual sea el tiempo de que disponga para su visita, recomiendo conocer el túnel de San Adrián y el santuario de Arantzazu.

Túnel de San Adrián

Es uno de los puntos más bonitos del Parque Natural de Aizkorri-Aratz y se encuentra justo en la frontera entre Álava y Guipúzcoa. Quien lo transite entra por una provincia y sale por la otra. Más allá de esto, el túnel tiene un importante valor histórico, ya que allí se encuentran una pequeña ermita que data del año 1883 –construida sobre una capilla del año 1010– y restos de una antigua calzada. Fue una zona de paso muy relevante para reyes, soldados y mercaderes. También para los peregrinos del Camino de Santiago del interior (¡y lo sigue siendo hoy en día!).

Se encuentra en la parte alta de una montaña rocosa y es posible llegar hasta él tanto desde Álava como desde Guipúzcoa. La manera más rápida y sencilla es partiendo desde el aparcamiento de Aldaola. El camino, con cierto desnivel, conduce hasta el túnel en menos de media hora. Una vez arriba merece la pena detenerse unos instantes a observar las vistas hacia la vertiente guipuzcoana.

Santuario de Arantzazu

El nombre de este santuario tiene un porqué. Cuenta la leyenda que a un pastor llamado Rodrigo de Balzategi se le apareció un día la Virgen sobre un espino. Sorprendido, le preguntó: «Arantzan zu?» («¿en los espinos tú?») y desde entonces ha tomado ese nombre.

Cierto o no, el santuario de Arantzazu, situado a 750 metros de altitud cerca de la localidad guipuzcoana de Oñati, llama desde un primer momento la atención por sus características arquitectónicas. La torre del campanario y la fachada parcialmente cubierta con piedra tallada en forma de pirámide contrastan con las partes más antiguas del monumento. Esta convivencia de lo moderno con lo antiguo se debe a las diversas reformas y nuevas construcciones que sufrió el santuario después de vivir tres incendios. El lugar cuenta hoy con la obra de conocidos artistas como Jorge Oteiza, Lucio Muñoz o Eduardo Chillida.

Arantzazu es también un buen punto de partida para aquel que quiera hacer alguna excursión. Son populares la del macizo de Aitzgorri y las que discurren por Urbía.