Por Aarón Rodríguez González

Fotografías por José Chiyah Álvarez

Gran Canaria es especial. La Isla alberga multitud de rincones con un extraordinario atractivo para el senderismo. Pero hay un nombre en particular que emerge entre los demás: Tamadaba. Nuestro itinerario de este mes transcurre, en buena medida, en el seno de este espacio natural protegido: un escenario bello, salvaje y seductor que se erige como bastión de los pinares mejor conservados de Gran Canaria y se revela como el celoso protector de una de las panorámicas más impactantes del Archipiélago.

Comenzamos a andar en Artenara, un pueblecito de ensueño ubicado en el mismo borde de la inmensa caldera de Tejeda. Tras saludar a los emblemáticos roques Bentayga y Nublo, que tenemos a la vista, ascendemos suavemente hacia el pie de la Montaña de los Brezos primero, y la Cruz de Acusa después. A partir de Pino Paraguas, la panorámica, que hasta ahora ha sido amplia hacia el norte y hacia el sur, se abre al oeste, con el Teide alzándose al otro lado del mar.

Continuamos nuestro avance hacia el oeste, con calma, disfrutando de las vistas y respirando la embriagadora fragancia de los abundantes pinos canarios. Hacemos bien: pronto nos quedaremos sin aliento. Llegamos a la Montaña de las Presas, la rebasamos y alcanzamos el Laurelillo. Es imposible no sentirse abrumado ante la demoledora belleza del escenario que nos rodea. El Risco de Faneque se descubre ante nuestra atónita mirada: se descuelga hacia el mar, del que apenas lo separa un kilómetro, desde más de 900 metros de altitud. Descendemos, con lentitud, disfrutando de las vistas, que abarcan desde Gáldar hasta Tenerife. En la Vuelta del Palomar, la senda gira hacia el este y el desnivel se acentúa, para, a continuación, recuperar el rumbo hacia el norte, buscando el pueblo de Agaete. Aquí, a orillas del océano, finaliza nuestra ruta.

Desnivel positivo: 720 metros de ascenso.

Desnivel negativo: 1880 metros de descenso.

Longitud: 18,2 kilómetros.

Cota máxima: 1310 metros de altitud.

Cota mínima: 30 metros de altitud.

Lugares de interés cercanos: el itinerario atraviesa dos espacios naturales protegidos de enorme interés, singularidad y belleza: el Parque Rural del Nublo y el Parque Natural de Tamadaba.

Observaciones: el recorrido es moderadamente exigente, tanto por su longitud como por el desnivel que presenta. Es aconsejable utilizar bastones para facilitar el descenso. Asimismo, es recomendable portar agua en abundancia, así como disponer de protección solar y gorra, en particular durante los meses de verano.

¿Sabías que Tamadaba constituye uno de los espacios naturales más espectaculares de Canarias? No solo alberga una rica muestra de pinar canario, sino que cuenta con acantilados que se precipitan hacia el mar desde altitudes próximas a los mil metros.