Por Aarón Rodríguez González. Fotografías por Rocío Eslava

Como todas las Canarias, Tenerife ha sido forjada por el fuego. A pesar de que su naturaleza ígnea se manifiesta por todas partes, lo hace con mayor elocuencia en algunos privilegiados escenarios. Por ejemplo, en la dorsal de Abeque, el eje que se dispone entre las faldas de Pico Viejo y el macizo de Teno. Aquí, donde tiene lugar nuestra ruta de hoy, se concentra la mayor parte de las últimas erupciones de la Isla.

Iniciaremos el recorrido en el valle de Arriba, en el municipio de Santiago del Teide. Desde aquí, tomaremos el camino que conduce, por la Hoya del Pinito, hasta el lugar conocido como El Calvario. Una capilla nos señala el punto en que se detuvieron las coladas de lava que, en noviembre de 1909, amenazaron la población del valle. Nos incorporamos ahora al sendero PR TF 43-3, perfectamente señalizado. Cruzamos las lavas negras, dejando a nuestra derecha la montaña de Bilma, y atravesamos por primera vez el canal de Vergara, que conduce las aguas que produce la galería más prolífica de Tenerife, ubicada en el norte, hasta el suroeste de la Isla. Continuamos el ascenso, dejando a nuestra izquierda los pequeños volcanes de montaña Aguda y montaña Prieta, y seguimos el camino por el límite entre el río de lava del volcán Chinyero y los pinares que cubren la montaña de los Poleos. Al alcanzar el cruce, torcemos a nuestra izquierda para seguir el trazado del sendero PR TF 43, que bordea el volcán por el oeste y nos regala la estampa más espectacular de todo el recorrido. Al pie de la montaña de la Cruz, nos adentramos en un oscuro amasijo de escorias volcánicas de apenas un siglo de edad, al que se aferran con tenacidad los coloridos líquenes. La montaña que pintó este paisaje estremecedor se muestra en todo su negro y rojo esplendor ante nosotros. Apenas diez días tardó el Chinyero en transformar el apacible paraje en un caótico y hermoso malpaís.

En el descenso, aún descubriremos otro volcán emblemático para la historia tinerfeña. Al cruzar por segunda vez el canal de Vergara, lo haremos dejando a nuestra izquierda la montaña de la Atalaya y, a nuestra derecha, Trevejo. Este último sembró el terror en los habitantes de Garachico en el año 1706 y fue el causante de la destrucción de su añorado puerto. Desde aquí, ya solo resta descender por el Morro del Escobón y adentrarnos en el pinar, para recorrer el llano de las Caballerizas. En pocos minutos, el sendero nos conducirá hasta San José de los Llanos, donde finaliza nuestra ruta.

Desnivel positivo: 530 metros.

Desnivel negativo: 420 metros.

Longitud: 12,5 kilómetros.

Cota máxima: 1435 metros de altitud.

Cota mínima: 530 metros de altitud.

Lugares de interés cercanos: Erjos, situado entre los municipios de Santiago del Teide y El Tanque, constituye un núcleo rural de enorme interés por sus valores etnográficos, por su carácter de puerta de entrada al monte del Agua, uno de los principales bosques de laurisilva de Canarias, y por la presencia de singulares charcas de origen artificial accidental, que surgieron tras la extracción de suelo para la agricultura y hoy constituyen un marco de enorme importancia para las aves.

Observaciones: es conveniente llevar protección solar, así como agua en abundancia, ya que el recorrido carece de puntos adecuados en los que abastecerse y discurre sin sombra en su mayor parte.

¿Sabías que… la mayor parte del itinerario discurre por el interior de la Reserva Natural Especial del Chinyero, uno de los seis espacios naturales protegidos de esta categoría que existen en la isla de Tenerife?