Por Álvaro Morales.
Fotografías por José Chiyah Álvarez.
¿Se ha metido en el océano mientras le peina un boeing en cualquiera de sus versiones y usted le escudriña las tripas desde abajo? Si, como sería lo lógico, su respuesta es negativa y además le puede la intriga y casi le dan ganas ya de coger bañador, toalla y cámara acuática, su destino no es otro que el municipio lanzaroteño de Tías y, en concreto, la playa de Guacimeta. De fácil acceso, en un entorno urbano muy cercano a la turística playa Honda y, por supuesto, con el aeropuerto de la Isla casi pisando la arena, esta cala resulta única en Canarias por esa posibilidad espectacular: meterse en el Atlántico y comprobar, no sin que nos supere muchas veces el miedo y la impresión, cómo encaran los aviones los últimos metros antes de aterrizar. Encima, y pese a que suele haber viento, se trata de un lugar tranquilo, no muy frecuentado, con arena tostada y fina, mareas generalmente dormidas, área nudista y en el que se permiten los perros. Una mezcla perfecta para pasar unas horas geniales e impactantes.
Si le van la adrenalina y las emociones fuertes, incluso en una playa de fina arena tostada y mar generalmente en calma, Lanzarote regala un lugar perfecto para esas prioridades. Se llama Guacimeta, se halla en el municipio de Tías, muy cerca de la zona turística de playa Honda y en un área bastante urbanizada, pero permite sentirse casi apartado y solitario muchas veces si no fuera porque arriba surcan el cielo, a muy pocos metros, aviones de distintos tamaños, sonidos y todos con la misma dirección en una de las experiencias acuáticas más impactantes de las Islas. De hecho, no son muchos los bañistas que se atreven a comprobar en medio del Atlántico cómo un aparato de ese tipo se le va acercando cada vez más, en trayectoria descendente y con motores que impresionan, hasta que le ves por debajo sus tripas y te ves obligado, casi instintivamente, a girar enseguida para seguir flipando mientras toma tierra muy cerca, toda vez que el aeropuerto de Lanzarote se encuentra a pocos metros. Sin duda, solo por esto, aunque sea para verlo de lejos y no en el agua, merece la pena la visita y estarse un par de buenas horas, aunque Guacimeta es mucho más.
Para empezar, es una de las pocas playas de esta zona tan urbana en la que se permiten perros y que cuenta también con un área para nudistas. Para llegar, podemos bajar desde el núcleo céntrico de Tías y ascender por la avenida de playa Honda o bajar desde este enclave de gran arraigo turístico. La carretera referente es la LZ-504 y resulta fácil encontrar aparcamientos, aunque en ningún caso vigilados. Situada en una Zona Especial de Conservación, la cala cuenta con una longitud de unos mil metros y una anchura media anual de 15. La arena fina está presente en gran parte de su superficie y las aguas suelen ser tranquilas todo el año, si bien conviene siempre tener muy en cuenta las corrientes, el estado del océano ese día en concreto y los posibles cambios. Se puede acceder con facilidad también a pie y hasta cinco líneas de guaguas insulares nos trasladarían, aparte de estar adaptada para discapacitados. Se llegue como se llegue, el lugar impresiona por la constante llegada de aviones que, casi también sin poder evitarlo, nos hacen preguntarnos eso de “¿y si cae justo ahora al mar o se estrella con algún hotel?”. Por supuesto, nunca ocurre nada, pero la aventura está garantizada.
La playa presenta una estructura metálica rectilínea y de bastante altura que sirve de guía, sobre todo con sus luces nocturnas, para que los pilotos enfilen bien el aterrizaje. Es en esta zona o cercanías donde los bañistas más temerarios esperan en el agua el paso de los aviones, algunos con cámara acuática en mano. La experiencia es marcadora porque, aunque se tenga claro que las probabilidades de que esa cosa nos aplaste en segundos son casi nulas, nuestra mente no está del todo preparada para experiencias así, con un bicho de varias toneladas cada vez más cerca de tu cuerpito.
Si, por lo que sea, prefiere comprobar esto desde lejos, la playa tiene atractivos más que sobrados para que la visita sea digna de apuntar en cualquier viaje. El sol casi garantizado, los baños tranquilos en otras zonas, la atractiva arena, el área nudista o la opción de estar acompañados por nuestros perros –en caso de tenerlos– son suficientes atributos, aunque, por supuesto, lo de los aviones marca la diferencia. Además, Guacimeta se ubica en un entorno con varias playas más, de distinto tipo, y, por tanto, tenemos alternativas justo al lado por si queremos relajar la vista y los oídos. No obstante, y aunque solo sea un rato, resulta más que recomendable ver cómo un avión de los de verdad te acaricia a escasos metros mientras degustas la sal del Atlántico.
DETALLES:
Ubicación: en el este de Lanzarote, en el municipio de Tías y muy cerca del aeropuerto de la Isla y de la zona turística de playa Honda, en dirección a la capital, Arrecife.
Socorristas: no.
Playa surfista: sí (aunque no es habitual pese a ser una zona ventosa, dado que las mareas suelen ser templadas).
Playa nudista: hay un área en la que se suele practicar, pero no en toda la playa.
Restaurantes: oferta muy amplia y variada en el entorno, aunque no cerca de la playa.
Baños: no.
Duchas: no.
Sombrillas y hamacas: no.
Adaptada para discapacitados: sí.
Aparcamientos: sí, en amplias zonas.
Transporte púbico: hasta cinco líneas de guaguas, así como taxis.
Perros: sí; de hecho, es cala referente en esta parte de la Isla para llevar a los canes.
Curiosidades: lo de los aviones hace que algunos usuarios o los que la visitan por primera vez o de forma esporádica traten de exhibir después en las redes las mejores fotos de aparatos desde abajo a punto de aterrizar y con el océano de testigo directo.