Por David Lorenzo
Aunque pueda parecer mentira en esta fotografía hay alguien que está muerto. Aunque hoy pueda parecer algo macabro fue una moda bastante extendida durante la época victoriana por todo el mundo.
El nacimiento de las cámaras de fotos permitía tener una imagen de recuerdo de los seres queridos. A diferencia de un cuadro todo era mucho mas rápido y también mas barato. El fervor de este nuevo invento llevo a muchos a querer fotografiarse con los familiares que habían muerto.
La fotografía pos mortem solía hacerse grupal. En ellos solían encontrarse tanto los familiares vivos como los muertos posando. A veces se lograba el efecto de que pareciesen vivos. Incluso en algunas imágenes se los colocaba levantados (sujetados con cualquier cosa) para que pareciesen lo más vivos posibles.
Como no podía ser de otra manera el difunto era vestido con sus mejores ropas y era colocado junto con los demás familiares. No era raro que muchas de las fotos que se hacían era junto con el resto de sus hermanos, muchos casi de la misma edad que el/la difunto/a. Proliferaron varias imágenes de niños, sobre todo menores de 5 años. Esto se debe a que todavía en el siglo XIX la mortalidad infantil era alta.
También la fotografía post mortem tuvo un trasfondo muy romántico, propio del siglo XIX. En esa época se tenía una idea de la muerte como algo sentimental y hasta cierto punto un privilegio casi divino. La muerte también era natural en el siglo XIX. Era tan constante y todavía tan alta la tasa de mortalidad que la gente estaba familiarizada con ella.
Paradójicamente la primera foto de muchos niños era también la ultima que se hacían. Todavía en el siglo XIX la fotografía era cara de hacer. Además era un proceso muy lento que exigía a las personas posar un largo tiempo. Es por ello que muchas veces se esperaran a este tipo de efemérides tan macabras para hacerse una foto en familia.
Generalmente los fotógrafos solían representar en los muertos de tres maneras distintas. Por un lado encontramos imágenes de los fallecidos en sus ataúdes. No se buscaba representar nada más que al fallecido en el contexto normal. Por otro lado proliferaron aquellas fotografías donde el difunto aparecía como dormido. Solía acostarse en una cama y a veces sentado en una silla.
La manera de representar a los muertos en las fotografías post mortem más extraño es sin duda en aquel donde se intentaba simular que seguían vivos. En ellos el muerto era colocado con una postura que pareciera natural de un vivo y se le abrían los ojos. A veces se hacía de una manera tan creativa que resulta difícil saber si estaba muerto/a. A veces para que resultara más realista se hacían retoques fotográficos posteriores.
Increíblemente esta moda duro hasta la década de los treinta del siglo XX. Es más, la fotografía post mortem se hizo cada vez más sofisticada debido a las mejoras fotográficas. Además empezaron a usarse nuevas técnicas. Proliferaban enfoques y ángulos mas dramáticos, había un cuidado muy importante de la luz, etc.
Hacer fotografías post mortem llego a ser tan habitual y rentable que muchos fotógrafos se especializaron en esta labor durante el tiempo en el que esta práctica estuvo de moda. No era raro encontrar en la sección de anuncios de los periódicos a fotógrafos de fotografías post mortem ofertando sus servicios a domicilio.
El principio del fin de la fotografía post mortem llego cuando surgió la fotografía instantánea. Esta, mucho mas rápida y barata, hizo que los familiares prefirieran mas fotografiarse todos juntos en vida que con un muerto.
Para saber mas:
- González Gómez, Sara; Montilla Salas, Xavier (2015) “Fotografía, infancia y muerte: el álbum familiar y los retratos postmortem como instrumentos de construcción social de la memoria”. En Cagnolati, Antonella; Hernández Huerta, José Luis (coord.) La pedagogía ante la muerte. Reflexiones e interpretaciones en perspectiva histórica y filosófica. Simposio de Historia de la Educación. Actas. Salamanca: FahrenHouse
- Morcate, Montse (2012) Duelo y fotografía post mortem. Contradicciones de una práctica vigente en el siglo XXI. En Revista Sans Soleil-Estudios de la Imagen. Victoria-Gasteiz/Buenos Aires: Centro de Estudios de la Imagen Sans Soleil; Universidad de Buenos Aires