Por David Lorenzo

La conexión canaria con América no fue solo económica y cultural. También fue religiosa. Muchos misioneros de origen isleño partieron al Nuevo Mundo con el fin de crear misiones. Esto eran una especie de reservas cuyo objetivo era la evangelización directa de los indígenas por religiosos.

Uno de los muchos hombres canarios que decidieron dar su vida para la evangelización de indígenas fue José Francisco de Arce y Rojas. Este misionero nace en la ciudad de Santa Cruz de La Palma el 8 de noviembre de 1651. Su familia era una de las más acomodadas de la isla en aquel momento.

De esta forma tanto él como sus hermanos pudieron estudiar derecho en la Universidad de Sevilla. Sin embargo pronto presiente que su objetivo en la vida no era ser abogado. José de Arce y Rojas decide finalmente formar parte de la compañía de los Jesuitas y de esta forma comendar su vida a los más necesitados.

Para su formación religiosa marcha al Colegio de San Ambrosio, localizado en la ciudad de Valladolid junto con otro de sus dos hermanos. Ahí ambos demuestran ser muy elocuentes y manifiestan de forma apasionada sus conocimientos religiosos. Esto posteriormente será de utilidad a José de Arce y Rojas en el Nuevo Mundo.

Con apenas 20 años comienza su formación religiosa, siendo posteriormente enviado a América. El primer destino de José de Arce y Rojas fue Uruguay. Tras tres años en el país marchó hasta Buenos Aires. En esta  ciudad fundó varios colegios. Igualmente logró la paz entre los guaraníes y guanoas, históricamente enfrentados.

Su gran obra tuvo lugar en la actual Bolivia. En este lugar logra mantener una muy buena relación con los indígenas “Chiquitos”. Todo parece indicar que pronto los jesuitas, entre los que se encontraba Arce y Rojas, fueron integrados en su comunidad. De esta forma decidieron construir en 1691 una misión, que recibió el nombre de San Francisco Javier. Esta misión, la más antigua del país, todavía sigue existiendo hoy en día.

Arce y Rojas, un incansable misionero no solía estar mucho tiempo en un lugar. Y esta no iba a ser una excepción. Por mandato de los monarcas españoles fue manteniendo relaciones con diferentes pueblos indígenas y fundando nuevas misiones por toda Sudamérica. Chiquitos, guaraníes, piñocas o perroquís son solo algunos de las comunidades con los que se relacionó.

El final de José de Arce y Rojas es verdaderamente dramático. Tras más de 40 años dedicados a la evangelización todo acabó con su brutal asesinato. Tanto él como el padre Bartolomé Blende sufrieron la ira de los indios payaguás. Esta comunidad era reacia a la evangelización y reaccionaron de forma muy violenta acabando con la vida de ambos.

Por si esto fuera poco, posteriormente sus cuerpos fueron entregados a los “guaycurús”, quienes maltrataron los cadáveres. A pesar de lo dramático de la situación sin ninguna duda falleció haciendo algo que le apasionaba especialmente, evangelizar a los indígenas de Sudamérica.

De su recuerdo queda el espectacular entierro que tuvo. Su cuerpo fue colocado en una cruz y lanzado por las cataratas de Iguazú. Este peculiar acontecimiento fue representado en la famosa película La Misión (1986).

Para saber más:

  • Rodríguez Escudero, José Guillermo (2005) “Actos en honor al Padre José de Arce y Rojas. Misionero jesuita y mártir. Apóstol del Paraguay. En org. Enlace: https://goo.gl/UDexRZ
  • Rodríguez Escudero, José Guillermo (2005) “Reverendo Padre don José de Arce y Rojas. Un mártir palmero. En org. Enlace: https://goo.gl/QK9xGH