Por David Lorenzo

En el pasado se vivieron etapas muy duras  en la isla que fueron terribles para los majoreros.  Durante los siglos XVIII y XIX se vivieron algunas de las peores hambrunas de Fuerteventura. Afrotunadamente hoy en día la isla cuenta con una estable economía gracias al turismo

Por si fuera poco los ataques piratas, la falta de lluvias llevó a continuas  sequías. Que no lloviese suponía que los cultivos, fundamentalmente de cereales, no creciesen. El grano, además de servir para el consumo interno, era exportado al resto del archipiélago. Esto se debía a que las islas occidentales se especializaron más a la venta de vino y caña de azúcar.

Durante el siglo XVIII, hubo muchas sequías que pusieron en jaque la economía majorera. El primero fue de 1721 a 1723 y una segunda, también muy virulenta, se sufrió de 1769 a 1771. La falta de un producto que vender al exterior hizo que la isla viviera una situación límite.

Debido a la falta de exportación muchos productores se arruinaron por completo. La falta de cereal hizo que muchos tuvieran que vender sus propiedades a los grandes terratenientes. La mayoría emigraban, o bien a otras islas o al Nuevo Mundo.

Fue tal la salida masiva de población de Fuerteventura a otras islas en 1721 1que el Cabildo de Gran Canaria decidió no aceptar a más majoreros. Muchos de estos habitantes acababan viviendo en situación de  casi indigencia. La mayoría acababan vagando por las calles de las principales ciudades canarias pidiendo limosna.

La situación se agravó todavía más a lo largo de ese año. Para 1722 otras islas habían aprobado bandos prohibiendo la entrada de majoreros. Esto sin embargo no significó que no hubiesen acciones para ayudar a la desesperada población de Fuerteventura (y también de Lanzarote, que sufría la misma situación). Sin embargo se exigió que la entrada de gente de estas islas fuese ordenada y estuviese limitada.

El Cabildo de Fuerteventura, sin embargo, consideraba poco adecuado lo que estaba pasando en el resto de islas. Es por ello que para 1722 ellos también van a firmar un decreto por el que se expulsa a cualquier persona que no fuese habitante de Fuerteventura.

En la propia isla de Fuerteventura la situación no podía ser peor. Cada vez fueron mayores los altercados entre la gente. La desesperación hacía que muchos intentaran robar a otros con mejor suerte. Las peleas también fueron continuas para conseguir los escasos alimentos que habían. Afortunadamente para 1723 la hambruna había acabado.

Sin embargo todavía no había terminado el sufrimiento. Antes de cumplirse los 50 años de la anterior hambruna comienza otra todavía más virulenta. Esta se hizo tan terrible (y famosa) que llegó a ser conocida como “la sequía bíblica”. Desgraciadamente se volvieron a suceder los mismos problemas que anteriormente: masiva emigración, tensión social, etc.

Estas solo fueron dos de las quince hambrunas de Fuerteventura sufridas durante tres siglos. No se sabe a ciencia cierta el número de muertos, pero algunos investigadores han afirmado que fueron más de 10 mil a causa del hambre atroz que se sufrió ocasionalmente en en la isla.

Pero como ya dijimos antes, hoy las cosas han cambiado. Fuerteventura ya no sufre los problemas de antaño. Gracias a la recolección de agua así como la potabilización en desaladoras garantizan el abastecimiento para personas y cultivos. Estos terribles tiempos jamás volverán.

Para saber más:

  • Roldán Verdejo, Roberto (2002) El hambre en Fuerteventura (1600-1800). Puerto del Rosario: Cabildo de Fuerteventura