Por David Lorenzo

“En el día de hoy, cautivo y desarmado el Ejército Rojo, han alcanzado las tropas nacionales sus últimos objetivos militares. La guerra ha terminado”. Con este breve parte de guerra Franco da por terminada la Guerra Civil el 1 de abril de 1939. A partir de ese momento el enemigo de España no va a ser el Ejército Rojo, sino el hambre. El nivel de miseria que sufrieron los españoles y canarios hasta finales de los años 50 fue extremo. Las causas fueron varias, pero sobre todo podemos destacar la destrucción de campos, industrias y vías de transporte durante la guerra; el bloqueo económico que impuso la ONU a España desde su creación en 1945 hasta 1953 y la mala gestión económica desarrollada en las primeras dos décadas tras la Guerra Civil.

Aunque el título pueda llevar a equívocos, en el artículo hablaremos de la economía y la sociedad Canaria hasta 1959 (la etapa autárquica), ya que no es hasta ese momento cuando la economía española despega gracias al Plan de Estabilización aprobado por el conocido como gobierno tecnócrata. Es en 1959 cuando se fijan las bases para el desarrollismo de los 60 y 70.

Ante la escasez se usaron cartillas de racionamiento como esta. Otra forma de conseguir alimentos era a través del estraperlo

La economía canaria, hasta finales de los años 50, va a estar controlada por el Estado. Se sufrió en este momento un profundo cambio. El bloqueo mundial acabó con la exportación frutera de las Islas a Europa (plátano y tomate fundamentalmente). A partir de ese momento la producción se envía al resto España. Esto tiene un importante impacto en la sociedad canaria. Baja de forma drástica su nivel de vida. Aunque recibían cartillas de racionamiento no era suficiente muchas veces para la supervivencia. Va a ser un periodo de enorme miseria.

Los planes aplicados por el gobierno  se centraban en intensificar y forzar la producción agraria (con el INC) e industrial (con el INI). Lejos de ser efectivas estas medidas llevaron a que apareciera un sistema desigual donde las personas más ricas podían comprar productos que no vendía el Estado a través del mercado negro o estraperlo. Por otro lado, el sistema económico aplicado ayudó a que se extendiera la corrupción, aunque de forma indirecta. Todo parece indicar que el gobierno lo toleraba, aunque no parece que lo fomentara o favoreciera.

Muchos canarios acudieron al mercado negro cuando se lo podían permitir. Los altos precios por productos, (a veces) de mala calidad, hacían muy complicado que la gente más humilde pudiese comprar. La crisis en Canarias era todavía mayor que en el resto de España, por lo que el número de compradores era menor que en la Península. La situación era peor que en otros lugares del país por la paralización de numerosas actividades productivas, industriales, agrarias y de transportes a causa de la escasez de energía y carburantes. A esto se unía el déficit de alimentos, debido a la lejanía de las Islas respecto a la Península, que hacía más complicada la llegada de los productos de primera necesidad y de los que las Islas eran dependientes.

En Canarias también se sufrió la precariedad laboral, marcada por la reducción de los salarios con respecto a la II República. A pesar de que suben a finales de los años 40 y en los 50 siguieron siendo inferiores al precio en el mercado de productos de primera necesidad (sobre todo a causa de la inflación). Igualmente los trabajadores van a perder muchos de sus derechos en este periodo. En conclusión, se reduce drásticamente la calidad de vida de los obreros y jornaleros.

Uno de los logos del Instituto Nacional de Indsutria (INI). Aunque continuo tras la autarquía, desde los 60 se permite el libre comercio

La situación de la sanidad alcanzó cotas desastrosas: la tasa de mortalidad crece de forma alarmante (sobre todo en las islas periféricas). La falta de alimentos tampoco ayudó. La malnutrición hacía a la gente más vulnerable a las enfermedades de tipo infecto-contagiosas.

Para saber más:

  • Guerra Palmero, Ricardo Sobrevivir en Canarias (1939-1959). Santa Cruz de Tenerife: Idea, 2006