María Rita

Desde hace ya algún tiempo está de moda “ser sano”. Este estado se materializa, entre otros aspectos, en practicar ejercicio suave regularmente y el alimentarse de una manera saludable. Siendo como lo es, una tendencia social más, resulta una actitud beneficiosa para la salud de las personas que la adoptan, siempre y cuando esta no se lleve a un extremo.

En el ámbito del deporte, por ejemplo, ha logrado despertar hasta en los más perezosos el gusanillo de la actividad física. Y como todo en esta vida, para gustos, colores. Y en esto del deporte especialmente, disponemos de una variada carta de opciones.

Hay quienes prefieren el ejercicio por el ejercicio. Se apuntan a un gimnasio donde poder competir y retar en solitario a su yo interno mientras mantienen firme la mirada a ese tipo del espejo. Otros, en cambio, necesitan que el reto venga, aunque sea parcialmente, impuesto desde fuera. Son los que se apuntan a cross fit con la agradable voz del entrenador presionándoles de fondo-, o los que se proponen participar en una carrera. ¡Cuidado! Se empieza por ahí y, sin saber exactamente cómo ni por qué, se acaba involucrado en un Triatlón o en un Iron Man. ¿Qué tendrán estas actividades que despiertan tanto furor entre hombres y mujeres? ¿Será que tienen la capacidad para conectarnos con nuestra parte más primitiva?

Por supuesto, no podía faltar ese sector de la población que, no necesariamente por ser más perezosa, necesita que el ejercicio físico esté asociado a algo más lúdico o conectado con algunas de sus aficiones. En esta categoría podrían incluirse todos aquellos que optan por el baile -en todas sus categorías- como forma de mover el esqueleto o los que eligen la montaña como escenario para practicar senderismo, escalada u otras actividades relacionadas.

Sea como fuere y, aunque el sedentarismo y los problemas físicos que se derivan de este (obesidad, enfermedades cardiovasculares, diabetes…) sigue siendo un problema grave en la actualidad, lo cierto es que esta moda está consiguiendo “movilizar” a muchos.

Otro tanto ocurre en el ámbito de la alimentación. En algunos casos el motivo será una convicción moral (vegetarianismo, veganismo y similares), en otros la consecuencia de una prescripción médica debido al desarrollo de una intolerancia alimentaria (al gluten, a la lactosa, etc.) y en otras, simplemente, el esfuerzo por adherirse a la norma social. En cualquier caso, el resultado es que hoy en día la gente se informa más sobre aquello que come (p. ej., mira más las etiquetas de los alimentos para saber su procedencia y sus propiedades nutricionales) y ha ampliado la variedad de productos que consume (alternativas a los alimentos habituales en el lugar en el que vivimos).

Siendo ambos movimientos tendencias positivas, todo depende de cómo sean manejados por cada uno. Llevados a un extremo y sin actitud crítica y reflexiva se pueden convertir en verdaderos problemas.

En el ámbito del deporte, podría dar lugar, a una obsesión por el ejercicio y por estar físicamente en forma (musculado, fibrado, etc.). En algunos casos la persona llega a perder la perspectiva de por qué hace lo que hace y acaba implicándose en conductas de riesgo para su salud (p. ej., entrenar demasiado o cuando se está lesionado), además de descuidar otras áreas importantes de su vida (familia, pareja, trabajo, etc.).

En el área de la alimentación nos encontramos con el problema de muchas personas que, sin análisis, ni espíritu crítico, acaban siguiendo dietas y restringiendo alimentos sin ton ni son, guiándose exclusivamente por las ideas de moda en cada momento. Serían los seguidores fieles de principios como, “independientemente de si eres o no intolerante a la lactosa, mejor evítala porque es mala”. En algunos casos únicamente les saldrá más caro económicamente. En otros, en función de qué alimentos se restringan y cómo se compensen y equilibren en la dieta, se podría desarrollar un problema de salud grave.

Según la Organización Mundial de La Salud (OMS), la salud se define como un estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades. Cuidarnos físicamente es importante, pero también lo es no perder de vista el objetivo último de este cuidado. Una rigidez y persistencia en patrones alimentarios y de ejercicio físico perjudiciales puede acabar boicoteando esa búsqueda del estado de salud.