Texto Beneharo Mesa

Imagen Carlos Novella

 Ernesto Caraballo, responsable de EFB (Electronic Flight Bag) de Binter.

Los cielos y la atracción por lo desconocido es algo que siempre ha estado ligado a la humanidad. El primer vuelo de aeroplano fue hace ciento veintiún años, una fecha no tan relativamente lejana en términos históricos, sobre todo cuando desde ese entonces el mundo de la aviación no ha hecho más que evolucionar. Una evolución que ha ido a velocidad de crucero y de la que Ernesto Caraballo, responsable del EFB (Electronic Flight Bag) de Binter, forma parte, pues él, junto con su grupo de trabajo, dentro del departamento de Oficina Técnica de Operaciones Vuelo, entre otras labores, proporciona la asistencia necesaria a los pilotos a través del EFB, un dispositivo de mano, como una tableta electrónica de la que se valen para tener diferentes aplicaciones que facilitan sus tareas en vuelo, como el uso de cartas de navegación aérea digitales, cálculo de performance del avión (permite al piloto calcular las velocidades de despegue y aterrizaje según el peso del avión, aeropuerto, condiciones meteorológicas), cálculo de carga y centrado del avión, y la gestión del plan de vuelo digital, entre otras.

Pero Ernesto, además de apuntar al cielo, también se fijó en las estrellas, pues su primer empleo fue en la AgenciaEspacial Alemana (DLR), donde llegó incluso a ir a la NASA e hizo un entrenamiento en Houston. Desde los nueve años le fascinaban todos estos asuntos: los ordenadores, los simuladores y la aviación en general, así que resultaba imposible no preguntarle si ser piloto era un sueño frustrado, una curiosidad que recibió de buen grado, con una sonrisa y confirmando que en algún momento se lo planteó, «pero ya era tarde». Quizás en otra vida, pero lo que sí es una certeza es que gracias a personas como Ernesto, que vuelcan datos a ese «maletín de vuelo electrónico» de los pilotos, podemos surcar los cielos con tranquilidad.