El momento más esperado de las fiestas de Nuestra Señora de la Candelaria de Tijarafe tiene lugar en la plaza del mismo nombre en la madrugada del 8 de septiembre con la Danza del Diablo. En ella, el protagonista es una figura maléfica, que escupe fuegos artificiales. Su llegada la anuncian una serie de gigantes y cabezudos que interrumpen la verbena sin previo aviso. Después de minutos de frenesí pirotécnico, la actuación acaba con la explosión de la cabeza del Diablo, que es una representación simbólica del triunfo del bien sobre el mal. Esta celebración está protegida desde 2007 como Bien de Interés Cultural y en 2011 fue declarada también Fiesta de Interés Turístico de Canarias.