Por Cristina Torres Luzón

Ilustración por Ilustre Mario

La higiene de manos es una acción cotidiana que en los últimos meses ha alcanzado mayor repercusión al ser una de las herramientas básicas para la prevención de la infección por coronavirus. Es necesario estar correctamente informados sobre cómo y cuándo realizarla y, si esta no es posible, saber hacerla con geles hidroalcohólicos aptos.

Lavarse las manos es un gesto sencillo que alberga la grandeza de llevar décadas salvando vidas. Sin embargo, es ahora con el coronavirus cuando la población se ha dado cuenta de la importancia de esta acción rutinaria que aprendemos en la infancia y que hemos incorporado en nuestro día a día.

En 2010, la Organización Mundial de la Salud (OMS) lanzó una campaña enfocada a los profesionales sanitarios y centros sociosanitarios bajo el eslogan «Salve vidas, límpiese las manos». Esta campaña lleva una década presente entre los profesionales de la salud con la idea de concienciar a profesionales y usuarios de los sistemas de salud del riesgo de las infecciones nosocomiales y de la importancia de reducir su incidencia a través de dicha acción.

Debemos saber que la higiene de manos reduce a la mitad los casos de diarreas, disminuye la tasa de infecciones respiratorias y minimiza la incidencia de enfermedades cutáneas, de ojos e intestinales parasitarias.

¿Sabemos cuándo debemos hacerla? En la campaña de la OMS enfocada a los centros sanitarios se habla de cinco momentos en relación con la atención al paciente: antes de tocar al paciente, antes de realizar una tarea limpia/aséptica, después del riesgo de exposición a líquidos corporales, después de tocar al paciente y después del contacto con el entorno del paciente.

A consecuencia de la COVID-19, el Ministerio de Sanidad ha sacado un vídeo ilustrativo en el que se indica en qué momentos debemos hacerlo: antes de comer, antes y después de usar el baño, después de sonarse la nariz, toser o estornudar, después de estar en lugares públicos, cuando hayas tocado superficies en lugares públicos, si has ido a trabajar y entras en contacto con objetos de otras personas, después de estar en contacto con animales, tras tocar objetos de otros y después del contacto con alguien que estornuda o tose.

Sobre cómo debemos hacerla, vemos que existen diferentes infografías y vídeos en internet, entre ellos los publicados por la OMS, que nos explican paso a paso los movimientos que debemos realizar con agua y jabón durante aproximadamente 40 o 60 segundos. A mí en particular un ejemplo que me parece muy ilustrativo es aquel en el que, poniéndonos unos guantes desechables blancos, añadimos un granito de pintura negra del tamaño de un guisante en el centro de una de las manos, simbolizando el jabón. A continuación, realizamos los diferentes movimientos para tomar conciencia de cómo de cubiertas quedan todas las zonas y, por consiguiente, cómo de efectivo es nuestro lavado de manos.

No siempre es posible hacer la limpieza de manos con agua y jabón. En tal caso podemos recurrir a los hidrogeles. Estos se emplean en sustitución del lavado de manos cuando no se puede realizar o cuando las manos no presentan una suciedad visible pero han adquirido un riesgo al tocar superficies que pueden estar contaminadas.

La limpieza a través del uso de geles dura de 20 a 30 segundos y los movimientos son iguales que en el lavado con agua y jabón; sin embargo, cuando usamos geles debemos esperar a tener las manos secas para dar por terminada la acción. 

También debemos conocer que no todos los geles son iguales: existen geles higienizantes y geles desinfectantes; los primeros son para el empleo en la piel y los otros válidos para superficies inanimadas. Además, para que tengan un efecto viricida deben cumplir la norma UNE EN14476. Es muy importante verificar la concentración de alcohol, ya que un 60 % no es efectivo, un 70 % es ideal para eliminar virus y bacterias y con un 90 % se evapora rápidamente y el tiempo de contacto con virus y bacterias es insuficiente para eliminarlos.

Por último, cuando usamos hidrogeles debemos evitar echar en zonas dañadas o sensibles de la piel y mucosas. Al tener un alto porcentaje de etanol son inflamables, por lo que hemos de evitar focos de calor por el riesgo de quemaduras, además de evitar fumar inmediatamente después de su uso o en lugares donde estén almacenados.

Ya conoces las claves para conseguir una limpieza efectiva, ahora la solución está en tus manos.