Por Cristina Torres Luzón. Ilustración por Ilustre Mario
La hipertensión arterial es una enfermedad silenciosa que da origen a múltiples complicaciones en el organismo y que repercute negativamente en la salud de la persona. Su desconocimiento no exime de sus efectos. Aprender cómo cuidarnos manteniendo la tensión en valores normales nos ayuda a alcanzar el bienestar físico y prevenir la aparición de otras enfermedades.
La presión arterial es la fuerza que ejerce el corazón sobre el sistema arterial para enviar la sangre a todas las partes de nuestro organismo. La sístole, o la máxima, como se conoce coloquialmente, es la contracción del corazón que da salida a la sangre que hay dentro de este, y la diástole o mínima es cuando se relaja la musculatura cardiaca, dejando que entre la sangre en el corazón.
Tener hipertensión arterial (HTA) es en sí, además de una enfermedad, un factor de riesgo para padecer otras muchas. Cuando la tensión esta alta, nuestro corazón tiene que hacer un mayor esfuerzo físico para realizar su función, ocasionando que aumente la masa muscular (hipertrofia ventricular izquierda).
Cuando aumenta la masa muscular por este motivo y no por un aumento de sangre, desencadena el riesgo de angina de pecho e insuficiencia coronaria y aumenta el riesgo de arritmias. Se sabe que la HTA propicia que se acumule el colesterol en las paredes de las arterias (arterioesclerosis) y puede dar lugar a fenómenos de trombosis cuyo desenlace puede ser el infarto de miocardio o cerebral.
En España se estima que la prevalencia de la HTA ronda el 42,6 % de las personas mayores de 18 años, según el estudio di@bet.es publicado en 2016 en la Revista Española de Cardiología. Según dicho estudio, el 37,4 % de los hipertensos se encuentran sin diagnosticar, siendo el grupo de los varones el más voluminoso (43,3 % frente al 31,5 % de mujeres).
Cabe destacar del estudio di@bet datos tan importantes como que la HTA fue más frecuente en personas con índice de masa corporal superior a 30, con menor nivel de educación, con intolerancia a la glucosa o alteración de la glucemia basal y diabéticos. En personas con prediabetes, la prevalencia de la HTA es el doble que en personas con tolerancia normal a la glucosa.
Todos estos datos nos hacen entender la importancia de los hábitos de vida saludables, donde una alimentación equilibrada (sin ultraprocesados ni fritos…) nos ayuda a controlar el peso y evitar la obesidad. Además, la práctica del ejercicio físico se convierte en la mejor herramienta para mantener nuestra glucosa en sangre bajo control. Sobra decir que los malos hábitos como fumar y la ingesta del alcohol quedan excluidos de una vida saludable.
Una vez entendida la dimensión del problema de la HTA, se hace necesario conocer cómo podemos aprender a responsabilizarnos de ella. Lo primero es saber que cuando hablamos de HTA nos referimos a una serie de cifras que determinan que la presión arterial esta fuera del rango de normalidad (120-129 para la máxima y 80-84 para la mínima). Estas cifras pueden ser inferiores (hipotensión) y normales siempre que no ocasionen sintomatología. Cuando son más elevadas existe una clasificación que nos indica el tipo de hipertensión, así como la necesidad o no de tratamiento.
Es importante tener controlada la tensión arterial y para ello debemos saber realizar correctamente su medición. Existen dos métodos: auscultatorio, que es el que realiza el profesional sanitario de manera manual, y el oscilométrico, que son aquellas tomas de tensión a través de aparatos eléctricos válidos para dicho uso.
Una toma de tensión requiere que la persona se encuentre un tiempo antes en reposo y haga un uso correcto del dispositivo. Debe estar relajada y sentada, sin nada que la oprima y a una temperatura óptima. Si está tomando tratamiento, debe haberlo tomado un tiempo antes de realizar la medición, ya que de lo contrario no sabremos si el tratamiento está siendo efectivo.
Para aprender más sobre la tensión arterial y otros aspectos relacionados con la salud de nuestro corazón podemos acudir vía online a la Fundación del corazón, que nos informa de esta y otras enfermedades. Además, no nos olvidemos de que siempre podemos acudir a los profesionales sanitarios de atención primaria para acceder a una educación sanitaria de calidad y un control de nuestra salud.