Por Paula Albericio.

Fotografías por Alex Díaz.

 “2020, año lustral en el que el Barco de la Virgen, protagonista imprescindible de una de las fiestas más singulares de Canarias, permanece varado en la puerta norte de la ciudad, dispuesto a navegar con más brío que nunca tras cinco años de experiencias vividas con una tripulación que ha logrado cargarlo de tesoros y compartirlos”. Con estas palabras, Carmen Concepción, directora del Museo Naval de Santa Cruz de La Palma, nos invita a descubrir tres de sus rincones favoritos de la ciudad que la vio nacer y en la que reside actualmente. En este recorrido que hacemos por la capital palmera en año de Bajada no pueden faltar lugares como el barrio de La Canela, el muelle y el Barco de la Virgen, con los que Concepción tiene una vinculación especial y una historia ligada siempre, de una u otra forma, al mar, a La Palma y a las tradiciones.

Barrio de San Sebastián. Comenzamos nuestro recorrido por la capital palmera en este enclave que, desde principios del siglo XX, también es conocido como el barrio de La Canela. “No pudieron mis padres ofrecerme un lugar más genuino para ser feliz durante mi infancia. Un barrio con aromas de canela, limón y pan recién hecho. Un barrio auténtico por sus tradiciones, donde los oficios artesanos eran una escuela para nosotros, los que éramos niños y jugábamos en sus callejuelas mientras carpinteros, ebanistas, venteros, lecheras, tabaqueros, zapateros, barberos, reposteros… nos enseñaban valores sin nosotros saberlo, con espacios que eran lugares de encuentro para los vecinos, además de un legado para los más pequeños. Aquí conviví también con las más auténticas tradiciones palmeras y quizá esa es la razón por la que ya en mi juventud me sentí atraída por la antropología, materia que siempre escogí durante mis estudios de Filosofía en la Universidad de la Laguna”.

 

 

Muelle de Santa Cruz de La Palma. “Mirar el mar y estar cerca de él me relaja y a la vez me aporta energía. Mirar el mar desde cualquier rincón de Santa Cruz de La Palma aporta serenidad y ánimo vital. No concibo mi vida lejos del mar ni de espaldas a él. Desde la azotea de mi casa en la calle Huertas, en el barrio de San Sebastián, lo divisaba en la distancia. Pudo ser ese el motivo de que mis padres volvieran a acertar eligiendo nuestra nueva casa, a la que nos trasladamos en mi época de adolescente. Otra etapa feliz frente al muelle, donde el sonido del mar era ya cercano y desde donde podía observar la vida marinera y disfrutar de ella. No puede ser coincidencia que el nombre que mis padres eligieron cuando nací fuera el de Carmen y que cada 16 de julio sea la imagen de la Virgen del Carmen, patrona de los marineros, la que embarca frente a mi casa, en el puerto de Santa Cruz de La Palma, escoltada por gentes de la mar durante la procesión marítima a la que desde que soy niña intento asistir. Soy marinera en tierra, ese es mi sentir, y soy isleña, esa es mi condición; es por ello por lo que el mar y sus historias me conmueven a la vez que me mueven en busca de sus tesoros”.

 

 

Museo Naval-Barco de la Virgen. “Realicé un máster universitario en museología y gestión cultural que fue el que me abrió las rampas del Barco de la Virgen. Fue entonces cuando descubrí que el tesoro que yo intuía había en su interior era un museo, el Museo Naval de Santa Cruz de La Palma, que cuenta una historia que es una de las más importantes de la Isla. Hacerla todo lo grande que merece es mi objetivo desde el día que cogí el timón del Barco. Desde niña lo miraba e imaginaba mil tesoros escondidos en su interior. No recuerdo embarcar en él hasta que fui adolescente. Fue en año de Bajada, en octubre de 2015, cuando me destinaron al lugar que yo de niña tanto miraba. El año en que una mujer coge el timón del barco y el año en que también por primera vez el personaje de la Nave fue interpretado por una mujer, quien puso voz al barco en uno de los números más antiguos e importantes de la Fiestas Lustrales, El Diálogo del Castillo y la Nave, en la Semana Grande de las fiestas. El Diálogo es una muestra de la histórica relación de Santa Cruz de La Palma y el mar”.