Por David Lorenzo

Hasta en la actualidad en España la ciencia no es muy tomada en cuenta. Prácticamente aquel que quiera triunfar en este campo debe emigrar fuera del país. Casi no hay mes que no salga una noticia donde se hable de un científico español que ha tenido éxito lejos de nuestras fronteras.

Pero esto no es algo novedoso. Ya en el siglo pasado sucedía. Ejemplo tenemos varios, incluyendo a científicos canarios que lo tuvieron que hacer. Uno de los casos más destacados fue el de Blas Cabrera.

Nacido en Arrecife en 1878 y habiendo hecho el bachillerato en el Instituto de Canarias (actualmente Cabrera Pinto) se convirtió en el padre de la física moderna española. Tras titularse da el salto a la Universidad Central de Madrid, donde se licencia en ciencias físico-matemáticas.

Tuvo suerte, de forma que estuvo trabajando prácticamente toda su vida como investigador. En 1905 logra una plaza como catedrático en electricidad y magnetismo en la Universidad Central de Madrid. Tras algunos años trabajando en España en 1912 logra una pensión que le permitió visitar diversos laboratorios de Europa.

En ellos va a lograr conocer a algunos de los grandes científicos europeos y del resto del mundo. Además mejora sus conocimientos, algo que le permitió seguir haciendo sus investigaciones sobre el magnetismo. Fue uno de los momentos claves en su carrera científica.

Su labor en España durante estos años va más allá de científica. Logra innumerable cantidad de condecoraciones nacionales. Además colabora en la creación del instituto Nacional de Física y Química en 1932. Gracias a él y a otros científicos de renombre el país estaba logrando una gran reputación a nivel internacional.

Pero esto no tarda mucho en cambiar. Con el bloqueo económico tras el comienzo del franquismo en España no era posible hacer ciencia. La falta de comunicación y de recursos obligó a muchos de los grandes investigadores del país a emigrar. Otros, como Blas Cabrera, se tuvieron que ir al ser simpatizantes de la república.

Al final decide exiliarse para seguir investigando. El país por el que se decide es México, donde logra un puesto como profesor en la Universidad. Allí continuó con su labor de trabajador incansable hasta su muerte en 1945.

Blas Cabrera no solo fue un gran investigador español. También conoció a uno de los más famosos científicos de la historia: Albert Einstein. Lo conoció en persona durante la visita que hizo a Madrid en 1923. En ese momento hizo de anfitrión. La presencia de Einsten en España le sirvió para demostrar sus grandes conocimientos sobre la teoría de la relatividad.

Pero ahí no termina la lista de personajes que pudo conocer. También tuvo el placer de tener contacto con Ramón y Cajal, Schödinger, Niels Bohr o Marie Curie. Un gran científico que pudo relacionarse con algunos de los grandes investigadores del siglo XX, de los que él formaba parte.

Para saber más:

  • Giral, Francisco (1994) Ciencia española en el exilio (1939-1989): el exilio de los científicos españoles. Barcelona: Anthropos; Madrid: Centro de Investigación y Estudios Republicanos
  • González de Posada, Francisco (1995) Blas Cabrera antes Einstein y la relatividad. Pozuelo del Alarcón: Amigos de la Cultura Científica