Por David Lorenzo

Los espartanos siguen siendo tan reconocidos, sobre todo, por la peculiar forma que tenían de educarse desde pequeños. Tanto es así que únicamente conocemos bien dos de las Polis (ciudades-Estado) de la Grecia clásica: Atenas y Esparta.

Su preparación para luchar contra el enemigo era tal que muy pocos se atrevían a hacerles frentes a los espartanos. Desde los 7 años el Estado se encargaba de su formación. En este proceso tenían una educación básica (gramática, matemáticas), pero sobre todo se centraban en el físico.

Su culto por el cuerpo ha sido visto por algunos como una obsesión. Tal y como afirmaron los atenienses practicaban el infanticidio. Solo aquellos niños que fueran anatómicamente perfectos podían vivir. Los que no cumplían con estos requisitos debían ser asesinados.

Los que sobrevivían a este duro procedimiento debían ser capaces de soportar la agogé. Así era conocida la educación de los espartanos. Ya desde niño practicaban hábitos de utilidad para la guerra. Solían hacer luchas desnudos. El culto al cuerpo era total y los mejores ciudadanos eran los más fuertes y ágiles.

Había una causa de por qué se les instruía militarmente desde tan jóvenes. Se quería que vieran el arte de la guerra como algo natural, clave para su defensa como pueblo. También se lograba que estuviesen unidos. Los espartanos, formados todos juntos como una piña, se convertían en hermanos. Las buenas relaciones del grupo era muy importante en la guerra de la antigüedad.

Pero no solo se orientaban en formar hombres fuertes. También ponían énfasis en el rigor y la disciplina. Debían tener la dureza para cumplir en todos los objetivos (físicos o mentales) que se les exigían. Igualmente era imprescindible ser disciplinado, capaz de aceptar órdenes con rapidez sin poner en duda a un superior.

Durante los años que duraba la agogé debían vivir las peores condiciones. Así lograban prepararles para cualquier conflicto y cualquier situación por hostil que fuera. Se limitaba las veces que se podían bañar. En ocasiones hasta se les privaba de comida y se les obligaba a buscarla por ellos mismos.

Siempre, desde muy pequeños, se les rapaba el pelo (algo que hoy se sigue haciendo en el ejército). Así lo debían tener hasta que fueran efebos (desde los 15 años). Desde ese momento se les dejaba crecer el pelo hasta tenerlo largo. Las largas melenas se convirtieron en uno de los signos más distintivos de los guerreros espartanos.

Con 20 años acababa su formación, pero no su alistamiento en el ejército espartano. Debían estar 10 años más defendiendo a su polis frente a las hostilidades. Una vez acababan, con 30 años, tenían la libertad de hacer su vida cómodamente.

Posiblemente hubiesen desaparecido de la historia si no fuera porque se convirtieron en un mito. Gracias a su actitud heroica en la lucha contra los persas en la batalla de las Termópilas. Hoy en día son recordados los 300 espartanos que hicieron frente a Jerjes I. Como se puede ver, la fama de ellos trascendió a la antigüedad clásica y siguen siendo alabados hoy en día. Todavía los consideramos unos héroes, a pesar de que fueron unos hombres “nacidos para matar”.

Para saber más:

  • Cartledge, Paul (2009) Los espartanos: Una historia épica. Barcelona: Ariel
  • Hidalto ge la Vega, María José; Sayas Abengochea, Juan José; Roldán Hervás, José Manuel (2008) Historia de la Grecia Antigua. Salamanca: Universidad de Salamanca