Por David Lorenzo

El inventor Thomas Alva Edison es recordado como uno de los personajes más importantes de los siglos XIX y XX. Su prolífico trabajo nos dotó de aparatos tan importantes como el fonógrafo (primer aparato capaz de reproducir sonido). Tampoco podemos olvidar su labor en la invención de la bombilla. Estos productos y más lo han convertido en uno de los grandes ejemplos de cómo lograr el éxito con e l trabajo duro y la creatividad.

Pero menos conocida fue su labor empresarial. Con la fortuna que fue logrando gracias a sus inventos tuvo la idea de crear la empresa Edison General Electric Company. Posteriormente se la vendería a J.P. Morgan, que la convertiría en General Electric. Durante el tiempo que Edison tuvo la empresa bajo su control amasó una enorme fortuna, sobre todo gracias a las patentes.

Muchos grandes inventores, de la talla de Nikola Tesla o William Kennedy Dickson, trabajaron para él. Uno de los primeros problemas para los científicos e inventores que colaboraban en la empresa de Edison era que perdían el derechos sobre sus inventos. Al ser Edison el que subvencionaba sus proyectos perdían su autoría. Esto trajo desde el comienzo problemas con algunos científicos.

Que gran parte del éxito de Edison viniera de patentar proyectos hizo que fuera constante una guerra de patentes contra la competencia. Inventos de similares características a los que él o sus inventores habían creado le llevó constantemente a los tribunales. El propio Edison no se quedó atrás. Él creó un proyector que permitía que una película pudiera ser vista por varias personas a la vez, el vitascopio. El parecido con otros inventos, como el cinematógrafo de los hermanos Lumiére o el phantoscopio de Charles Francis Jenkins, era evidente.

Además tuvo el “descaro” de demandar a aquellos que no emplearan el vitascopio en Estados Unidos. Por otro lado y como no podía ser de otra forma, obligaba a aquellos que usaran su invento a pagarle un canon por derechos de autor. Muchas empresas que creaban proyectores se fueron a la quiebra, al no serles posible afrontar los gastos por las demandas de Edison. Resulta paradójico que él, basándose en otros inventos, acusara a otros de fraude.

Fue muy constante que Edison contratara a personas negras para trabajar en su empresa. Pero no tenía nada que ver con las buenas intenciones. Su objetivo era utilizarlos para producir más y a precio más barato. Esto sin duda también le traía grandes beneficios frente a la competencia. También eran perfectos para usarlos en algunos de sus experimentos.

Edison fue conocido también por la tensa relación que tuvo con algunos de sus trabajadores. El caso más célebre fue la que tuvo con Nikola Tesla. Este científico, que nació en lo que hoy es Croacia, decidió irse a Estados Unidos atraído por los trabajos de Edison. Sin embargo ambos van a chocar rápidamente por tener ideas diferentes. El científico estadounidense se aprovechaba en muchas ocasiones de sus empleados, lo que le traía importantes beneficios. Además a veces el empresario estadounidense prefería un invento que le diese más dinero frente a otras mejores ideas.

Cuando Tesla quiso convencerle que lo más adecuado era sustituir su idea de corriente continua en favor de la corriente alterna, su relación acabó. La primera, aunque suponía más beneficios económicos era muy difícil de transportar. Esto obligaría a construir centrales eléctricas cada pocos kilómetros y que se perdiera mucha corriente por el camino. La idea de Tesla era convertir la corriente continua en alterna y en su destino procesarla de nuevo para convertirla en continua para consumir en las viviendas.

La negativa de Edison hizo que comenzara una verdadera guerra entre ambos científicos. Esto trajo consigo el comienzo de lo que fue conocido como “guerra de las corrientes”. Tras la victoria del proyecto de Tesla (que actualmente se sigue empleándo para transportar la electricidad) Edison se dedicó a desacreditarle. Así fue constante que tachara sus inventos de peligrosos para la población. Para ello empleó todo su poder como hombre de negocios, incluyendo sus enormes contactos políticos y mediáticos.

Finalmente esta fue una guerra que Tesla no podía ganar. No tenía ni los recursos económicos ni los contactos de Edison. Esto acabó en que muchos de sus inventos quedaran olvidados (algunos fueron recuperados tras su muerte) y murió casi en la pobreza en Nueva York en 1943.

Edison, aunque falleció millonario tampoco salió tan beneficiado como esperaba. La empresa JP Morgan, que durante años apoyó sus inventos, finalmente le obliga a vender sus acciones de General Electric. Aunque el célebre inventor logró fama y fortuna ésta pudo haber sido mucho mayor si hubiese mantenido el control en General Electric.

Para saber más:

  • Cheney, Margaret (2009) Nikola Tesla: el genio al que le robaron la luz. Madrid: Editorial Turner
  • Novelli, Luca (2014) Edison, como inventar de todo y más… Madrid: Editex