Por David Lorenzo

En un artículo anterior ya hablé sobre el patrimonio funerario de Canarias y su interés histórico. Ahora vamos a ser más concretos. En este caso hablaré de cementerios ingleses en Canarias. Por muy raro que suene posiblemente una de las evidencias históricas más claras que nos han dejado los comerciantes ingleses han sido sus cementerios protestantes.

Aunque sus relaciones comerciales se extendieron por toda Canarias únicamente lograron construir sus propios cementerios en los núcleos de población donde habían mayor cantidad de ellos. Así los lugares donde más estaban establecidos fueron Santa Cruz de Tenerife, Puerto de la Cruz y Las Palmas de Gran Canaria. Hay que destacar que estos camposantos también fueron usados por otros cristianos protestantes, no solo anglicanos (luteranos, evangelistas, etc.). Además también hubo entierro de judíos.

Estos son los tres principales cementerios ingleses-protestantes que hay en Canarias:

1) El más antiguo del archipiélago (y según algunos expertos también de España) es el conocido como “chercha“. Localizado en el Puerto de la Cruz no es casualidad que lo sea. Muchos ingleses se establecieron en el valle de la Orotava y en el puerto. Desde ahí exportaban el valioso vino que se producía en la isla baja de Tenerife. Fue construido en 1747, aunque era usado desde 1680 como cementerio para enterrar a todos los no católicos, incluyendo judíos y musulmanes. El cementerio hoy en día se encuentra en pleno centro de la zona turística del Puerto de la Cruz, rodeado por bloques de apartamentos.

En este sitio también hay enterrados algunos masones de la isla a los que la iglesia católica no permitió sepultar en sus cementerios. Aunque no libres de polémicas. Uno de los casos más mediáticos sucedidos en el Puerto fue el entierro de Andrés Hernández Barrios, conocido masón. Un importante grupo de ingleses se opusieron a que se enterraran católicos en su cementerio. Este hecho fue tan mediático que llegó al Gobernador Civil primero y al Ministro de la Gobernación después.

El estado actual de las tumbas es deplorable. Únicamente se mantiene gracias a la modesta acción de conservación realizada por la comunidad inglesa de la isla. Posiblemente una buena forma para garantizar el mantenimiento del cementerio sea mediante visitas turísticas. Aunque las lápidas son más sobrias que las de los otros cementerios católicos de Canarias resultaría interesante hacer rutas. Esto permitiría conocer algo más  la historia del Puerto de la Cruz y de la isla de Tenerife.

2) En el caso de Las Palmas de Gran Canaria no observaremos una población inglesa importante hasta el siglo XIX. En este siglo se va a localizar en esta ciudad la mayor comunidad de ingleses de Canarias. Sobre todo van a llegar llamados por la cada vez mayor importancia de su puerto y por el clima. Desde 1829 la colonia británica en la isla va a luchar por conseguir un lugar donde enterrar a sus fallecidos. Sin embargo no es hasta cinco años después (1834) cuando logran permiso estatal para hacerlo. Decidieron construirlo a las afueras de la ciudad, justo donde hoy se encuentra la barriada de San José. Se tomó esta decisión posiblemente para evitar conflictos con los católicos.

Al construirse en una zona montañosa se divide en dos partes, una baja y otra alta. Como en el caso del cementerio del Puerto de la Cruz destaca por simples lápidas de mármol o piedra con el nombre del difunto, algunos de sus antepasados (ilustres) y su labor en vida. Algunas de las lápidas están decoradas con una cruz superior o tienen forma de obelisco. Uno de los personajes más célebres enterrados ahí es Tomás Miller, un importante comerciante y empresario de origen inglés. Destaca por el papel que tuvo en el desarrollo agrario de Gran Canaria durante los siglos XIX-XX. Fue uno de los principales defensores de la construcción del puerto de la luz. También edificó una de las primeras fábricas de tabacos de la isla.

En 2010, tras décadas de abandono, el Gobierno de Canarias decide declarar al cementerio como Bien de Interés Cultural (BIC). Tras ello se procedió a una rehabilitación que le devolvió la belleza que tuvo antaño.

3) Otro municipio que cuenta también con su propio cementerio inglés es el Santa Cruz de Tenerife. Éste se encuentra al lado del cementerio católico de San Rafael y San Roque. Fue una propuesta del Cónsul General de los Países Bajos, Dinamarca, Suecia y Hamburgo, en 1830 con el fin de enterrar a los protestantes con todos los honores. Posteriormente también se une a éste el Cónsul Británico. Una vez aceptada la propuesta tuvieron que esperar 7 años para que se hiciera el primer enterramiento. En 1866 se levantan los muros que protegen el camposanto y durante el siglo XX se hacen ampliaciones.

El cementerio, al estar unido al Católico, fue cerrado en el mismo momento en el que se clausura el de San Rafael y San Roque. Así desde los años 60 no se permitió el acceso al mismo. Aunque se abrió el nuevo cementerio Católico, el de Santa Lastenia, no se volvió a edificar uno protestante.

Durante las décadas de los 80  y 90 el cementerio de San Rafael y San Roque, así como el protestante sufrieron un progresivo deterioro que llevó a una necesaria rehabilitación de las instalaciones. Finalmente se garantiza su conservación en 2004, cuando es declarado BIC. Sin embargo, a pesar de los arreglos que se han llevado a cabo el camposanto ha sufrido actos vandálicos. Esto ha llevado a que algunas de las lápidas hayan sufrido importantes daños. Estos hechos obligaron al ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife a instalar cámaras de vigilancia en este lugar. Aunque hoy en día sea conocido el Cementerio de San Rafael y San Roque  hay muchas personas que ignoran que hay una parte protestante. 

Para saber más:

  • Brito González, Alexis D. (2015) “El descanso de la eternidad en ultramar: una breve historia del cementerio inglés de Las Palmas”. En Anuario de la Facultad de Geografía e Historia. Las Palmas de Gran Canaria: ULPGC, nº 15
  • Ramírez Sánchez, Manuel (2013) “Los cementerios ingleses de Canarias: un patrimonio por revalorizar”. En Marchar Rivera, Alicia; Rodríguez Marín, Francisco (coords.) La muerte desde la arqueología, la historia y el arte. Málaga: Universidad de Málaga