Por Rayco Paz

Como bien saben, en Canarias somos muy de un leche y leche, cortado, un condensada, barraquito con licor, café con un poquito de brandy… Aunque En la mayoría de las autonomías españolas son muy populares el expreso y el café con leche, en las Islas tenemos bastantes preferencias. Y es que nuestras costumbres son únicas y en cuanto a café no íbamos a ser menos.

Uno de los pedidos estrella en cualquier cafetería de Canarias es el leche y leche, considerado casi como un postre por muchos puristas del café. Mezcla de leche condensada, café expreso y leche entera, muchos lo utilizan como forma de camuflar un mal café, por lo que debemos ser cuidadosos a la hora de pedirlo, comprobando antes de beberlo si su calidad es la que buscábamos.

Otro muy popular es “el condensada”, un expreso con leche condensada que hay que saber diferenciar del conocido barraquito, todo un clásico en las cafeterías de las Islas. El barraquito es una forma fantástica de tomar café y nunca debe ser superior a 190 ml., para disfrutar de un buen balance en su sabor. Lleva además 20 ml. de leche condensada, otros tantos de Licor 43, un toque de canela y un poco de cáscara de limón, además de leche y crema de la leche a partes iguales hasta llenar el vaso. Sin duda, un sabor de lo más exótico.

Independientemente de nuestras preferencias, como bebedores de café debemos intentar apreciar en cada sorbo su aroma, sabor, cuerpo, acidez y postgusto. Analizar estas etapas es vital y cualquiera puede hacerlo concentrándose y prestando un poco de atención. De aromas, mis preferidos son los florales y afrutados y aconsejo evitar consumir café con notas de olor a quemado. En los sabores encontramos chocolates, frutas, especias y un sinfín de gustos agradables y el cuerpo debe ser sedoso; ni muy pesado ni muy ligero. Cuanto más cuerpo, más sabor residual sentirá nuestro paladar, ese postgusto que permanece en él durante un tiempo y nos recuerda el delicioso sabor que hemos probado.

Un café de calidad siempre será más ácido que amargo. Dulce, armonioso, balanceado y con un gran aroma, sabor y postgusto… Merece la pena tomarse tiempo en encontrar el que cumple estos requisitos, porque nos merecemos un buen café.

¡Hasta la próxima!